Capítulo 8

123 23 2
                                    

—¿Crees que le pueda ocultar a nuestros padres la carta?— preguntó Jackson, ambos sentados en una barda ancha que guiaba a un mirador, desde su posición veían las luces de la ciudad las cuales lograban ocultar las estrellas.

Estaban comiendo peperos y un frappé de chocolate.

—No. Suelen mandar correos de la prisión también avisando que se entregó la carta.

—Yo no quiero ir.

—¿Y qué te hace creer que te van a obligar a ir? ¿Acaso crees que mamá y papá son unos seres horribles sin corazón?

—Ryujin los visita— dijo encogiéndose de hombros antes de tomar otro pepero.

Los de Jackson eran de fresa y los de Jeongin de cookies and cream, a ninguno de los dos le gustaba el sabor del contrario.

—Pero es diferente con ella y lo sabes. No puedes comparar sus situaciones, Jackson.

—Me siento responsable por no ir, es familia a final de cuentas.

—No lo es— dijo el menor—. Yo soy tu familia.

—No eres de mi sangre.

—La familia no siempre tiene que ser de sangre, Jackson. Tú eres mi hermano, seamos de los mismos padres o no. Una familia no siempre es con la que te tocó nacer, algunas veces puedes formar tu propia familia, así como el señor y la señora Yang, crearon en nosotros una familia. Ellos no podían tener hijos y nosotros no pudimos tener— su voz se quebró un poco— nosotros no pudimos tener unos padres que nos cuidaran, así que ellos hicieron eso por nosotros. Todos nosotros somos una familia por muchas más cosas que un bonche de papeles que dicen que tenemos el apellido Yang. Somos familia porque cada uno de nosotros moriría por los demás.

Jackson vió a su hermano menor por algunos momentos, a veces olvidaba que Jeongin era el menor de los varones, le iba a tirar todos sus libros con palabras muy complejas para que dejara de parecer mayor que él.

—¿Morirías por mi?

—Moriría por todos ustedes, Jackson.

Jeongin se preguntó por un momento, si en algún otro escenario, donde todos ellos pudieron vivir con sus familias, se iban a encontrar de alguna manera para poder seguir siendo familia.

—Bueno, ya es hora de irnos. Ya van 9 llamadas perdidas de mamá y no quiero que se preocupe de más.

—Yo te debería de cuidar a ti, yo soy tu hyung.

—Pero yo los cuido a todos.

Yo llegué a esta familia para cuidarlos siempre que pueda.

—¿Es cierto lo que dicen los rumores? ¿Hoy sonreíste por escuchar la risa de un chico que parecía modelo?

—Jackson, cállate ya.

—Dios, eres la persona más molesta de todo el mundo.

Fue solamente cuando se iba a acostar que recordó que no había llorado cuando ya había planeado su itinerario de llanto, lo pospuso para otro día, no pensaba llorar antes de dormir y arriesgarse a que se hincharan sus ojos.

Los siguientes días su cabeza dió vueltas a la invitación de Hwang Hyunjin a sentarse con ellos a la hora del almuerzo.

Pasó una semana y nunca se apareció en la mesa de los chicos, si era sincero, ni siquiera sé aparecía en la cafetería para comer algo.

¿Estaba siendo irracional? Si ¿Había mejores formas de lidiar con su problema? Si ¿Las iba a intentar? No.

No es que no quisiera sentarse en la misma mesa que Hwang Hyunjin, pero simplemente no sabía si el chico aún queria que se sentara con él, tal vez había cambiado de opinión de un momento para el otro y no le había avisado y claramente no se iba a humillar enfrente de la escuela para recibir un "Ya no estás invitado a sentarte con nosotros"

De poemas y razón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora