—No traje suéter— dijo el poeta abrazándose a si mismo cuando el aire de afuera lo golpeó haciéndolo retorcerse de frío—. Debería empezar a hacerlo, ya van a empezar las nevadas.
—Puedes usar mi chamarra— ofreció Hyunjin, se la empezó a quitar, Jeongin lo detuvo volviendo a acomodarsela—. No quiero que pases frío, Jeongin.
—No lo haré, no te destapes, te vas a enfermar.
—Tu también— se apuró a quitarse su bufanda y ponérsela a Jeongin—. Listo, ya no tendrás tanto frío.
—Viniste preparado para el clima.
—Soy muy friolento.
Hyunjin tomó de la mano al contrario, las manos de ambos estaban congeladas.
—Estan frías.
—Las tuyas también— respondió Jeongin.
Tomó la otra mano del artista y las junto para después taparlas con las suyas.
—¿Mejor?
Hyunjin vió sus manos por algunos momentos antes de ver a Jeongin. El poeta no pudo descifrar el rostro del chico.
Era una expresión extraña. Sus labios estaban en línea recta, pero no estaba serio ni enojado, parecía más relajado. Sus cejas estaban un tanto alzadas, no lo suficiente para ser notadas fácilmente, sus ojos ocultos atrás de sus pestañas oscuras tenían una mirada suave, su labio inferior parecía querer hacer un puchero.
¿Qué carajos me hiciste, Hwang Hyunjin?
—Mejor— respondió el artista, Jeongin sintió un algo al escuchar la respuesta del contrario—. Vamos, te llevaré al camión.
¿Por qué me haces esto, Hyunjin?
—¿Seguro? No quiero que te desvíes de tu camino por acompañarme.
—Estoy seguro, príncipe. Vamos.
Deja de pensarlo, Jeongin.
Se tapó los ojos y los frotó intentando quitar de su memoria al chico que le sonreía siempre que lo veía.
No lo pienses, ni siquiera le gustas, ni siquiera le gustan los chicos. Solo es amable contigo.
Se bajó del camión, tardíamente se dió cuenta de que era la parada equivocada y ahora tendría que caminar más para llegar a su casa.
Su paso era lento, no tenía la más mínima intención de llegar rápido a su casa, en ese momento quería silencio.
Quería desaparecer por algunas horas, que nadie supiera donde estaba, que sus pisadas desaparecieran y sus versos fueran la única pista de su paradero. ¿Habría alguien que pudiera entender lo que escribe para dar con su escondite cuando desaparezca?
Algunas veces pienso en mi reino
En la gente que habitaba el pueblo
Los campesinos que adoraban a su rey
Algunas veces pienso en mi reino.
Estornudó por culpa del frío, por alguna razón quiso enfermarse un poco, pensaba en que pasaría si muriera en ese momento, ¿Quién lo iría a ver a su funeral? ¿Quién lo iría a visitar todos los días?
Si se muriera, ¿Seungmin lo iba a ir a visitar a su tumba? ¿Changbin iba a creer que es una broma? ¿Qué pasaría si simplemente ya no estuviera?
Estaba loco, era un poeta loco con la cabeza perdida en un mundo que no conocía, estaba loco.
Algunas veces pienso en la guerra
Guerra que acabó con el reino y el pueblo
Que destrozó todo lo que creí conocer
Todo lo que pude tener y ahora no tengo
