Mi Vida A Tus Pies ~ allxPeterParker

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Lo despertó la puerta abriéndose. No se dio el lujo de dormir profundamente por si esto pasaba. No se fiaba de dormir sin pestillo en una casa llena de Alfas. Aunque escuchó, no se movió. Solo abrió uno de sus ojos ligeramente para ver quien era. Se dio cuenta que era Peter Alfa, así que pudo relajarse un poco. Se podía ver que llevaba una bandeja, probablemente con comida.

Decidió sentarse, asustando por completo al Alfa. 

- Ui, me has asustado. 

El Alfa dejó la bandeja en el escritorio, el cual estaba continuo a la cama. Este se sentó en la orilla de la cama, antes pidiéndole permiso al Omega.

- ¿Has descansado? Realmente has dormido mucho, te dormiste ayer a las 1 de la tarde.

- ¿Qué hora es?- preguntó el Omega estirando su espalda y brazos sentado. 

- Son las 2 de la tarde, dormiste más de 24 horas seguidas. Entré ahora porque estaba algo preocupado, antes de dormir Logan me dijo que estabas a punto de prepararte algo de comer, pero te fuiste hecho una furia por su culpa. Así que te traigo un poco de lo que hemos comido, lo ha preparado él. Se sentía un poco mal por lo que pasó ayer, así que lo hizo pensando en ti.

- Wow, no me enteré de que fuera tanto tiempo... gracias por la comida.

El Omega aceptó la comida. Eran unos simples macarrones que se convirtieron en un manjar después de tanto tiempo sin comer algo decente. El día anterior, se le olvidó por completo el hambre. Su ira lo consumió en ese momento. Pero ahora, en donde solo brillaban las ascuas de su enfado, sentía un vacío en el estómago después de ayunar por más de un día.

- No hace falta que agradezcas, debes comer. 

Peter Omega sonrió y devoró por completo todo lo que le habían ofrecido. Dejando el plato limpió. 

- Si prefieres seguir descansando, te dejaré tranquilo.

- Esta es tu cama, ¿verdad? ¿Dónde has dormido tú?

- No te preocupes por ello, he dormido en el sofá. No es tan incómodo como pensaba. 

- Me parece un poco injusto, yo puedo dormir en el sofá a partir de ahora...- el Omega tuvo intención de levantarse.

- No no no, tranquilo. En verdad, yo decidí hacerlo. Pude haber compartido la cama con mi padre o con alguno de los demás. Pero ciertamente... no quiero hacer eso. No eres consciente de lo que se mueven ellos. 

Los dos se rieron tras la broma. El Alfa tenía el pecho encogido. ¿Por qué estaba tan nervioso? Sus manos jugueteaban entre si y el nudo de la garganta apareció de repente. Él era una persona sin tapujos ni pelos en la lengua, pero de repente se sentía agitado y avergonzado. Realmente iba a hacer una insinuación, él las hace mucho. No entendía porque ahora no le sale.

- Bueno, te dejo descansar. Siéntete libre de salir cuando quieras. También supongo que querrás ducharte o asearte, el agua caliente es un poco limitada porque el calentador es a carbón, pero todas las noches metemos para tener así que no te preocupes. Pero si necesitas ayuda para ducharte... o sea, no para ducharte, sino algo relacionado con eso. Digo, en el momento que te vayas a duchar, pero no en el momento, sino antes...

- Peter, te he entendido. Sí, iré más tarde. Te avisaré.- El Omega interrumpió al Peter Alfa.

En verdad, le había hecho un favor. Lanzó un salvavidas antes de que el Alfa se asfixiara en sus propias palabras. Aunque realmente, esas vueltas, se le hicieron tiernas al Omega.

- Sí, perfecto. Entonces, descansa todo lo que necesites. Yo me llevo esto y de verdad, si necesitas lo que sea, estaré por ahí fuera en el salón o algo.

El Alfa recogió la bandeja y la colocó en sus manos. Para comenzar a caminar hacia la puerta sin despegar la mirada del Peter que aún estaba sentado en la cama.

- Entendido.

- Pero en serio, lo que necesites. No te cortes.

- Lo pillo, gracias.

- Pero de verdad, de verdad.

- Te vas a chocar con la... puerta.

Antes de terminar la frase, efectivamente pasó. El Alfa perdió un poco de equilibrio, pero su velocidad y agilidad hizo que cogiera el plato que estaba a punto de caerse, haciéndolo al vuelo. Volviendo a colocarla en la bandeja, abrió la puerta y despidiéndose del Omega, la cerró.

Notaba su cara roja por completo. Sentía el calor en sus mejillas, no podía creer que comenzó a avergonzarse después de hablar con Peter. 

- ¿Estás bien? Estás rojo, como un tomate.- habló Erik al ver a su hijo paralizado.

- ¿Qué? ¡Ah! Sí, sí. Estoy bien.

Aún así, el Alfa mayor se acercó al menor y tocó su frente y mejillas.

- No tienes fiebre. ¿Ha pasado algo ahí dentro?

- ¡NO! O sea, no ha pasado nada. ¿Qué iba a pasar?- Peter comenzó con su nerviosismo de nuevo.

Bajó la mirada entrecerrada y analizadora de Erik, Peter tragó saliva. Su padre realmente tenía la capacidad de leerlo por completo. Era como un arqueólogo del alma, excavando capa tras capa en busca de los vestigios de verdades ocultas, con la mirada aguda como la lupa de un investigador, dispuesto a descifrar el código secreto de la persona que tenía delante.

- Papá, en serio estoy bien. Solo me he puesto algo nervioso con Peter, hace tiempo que no tengo contacto con otra persona de casi mi edad.

- ¿Acaso te ha hecho o dicho algo raro?- preguntó Erik aún no muy convencido.

 - ¿Qué me va  decir? En fin, suficiente. Voy a dejar esto. Por cierto, me ha dicho que le gustaría ducharse, así que meted más leña hoy.

Peter logró escapar de su padre por los pelos, pudiendo por fin respirar tranquilo. Como un ratón escapando de un gato perseguidor. Erik lo seguía mirando, algo pensativo y no muy seguro.

Una de las grandes capacidades del líder Alfa era oler el peligro. Y él podía sentir que ese olor provenía de la habitación en donde se encontraba el Omega.