Capitulo 10
Estaba cansado, exhausto de siempre estar corriendo para huir por mi vida. La vida de un herbívoro nunca fue fácil, pero ser un macho lo complicaba aún más. Éramos los últimos en la lista, destinados a ser presa para aquellos depredadores que buscaban su próxima comida.
Cada día era una lucha constante por la supervivencia, un baile peligroso entre la presa y el depredador. Mis ojos se mantenían alerta, escudriñando cada rincón en busca de cualquier señal de peligro.
Mis patas temblaban, no solo por el cansancio físico, sino también por la carga emocional que llevaba sobre mis hombros. Los depredadores siempre parecían encontrarme, sus ojos hambrientos clavándose en mi piel, mientras yo corría para mantenerme un paso adelante.
La sociedad herbívora no era más amable. Las hembras herbívoras preferían a los machos con más rayas que representaban lo fuertes, rápidos y astutos, que eran dejándome rezagado en la competencia por el afecto. Ser el último en la lista para ser elegido como pretendiente de cortejo, pesaba sobre mi corazón, y cada día que pasaba sin encontrar pareja, sentía cómo mi tribu me miraba con una mezcla de lástima y desprecio.
Decidí que era hora de cambiar mi destino, de escapar de las miradas de lástima y desprecio que pesaban sobre mí en la tribu. Así que emprendí un viaje a través del vasto continente, dejando atrás las montañas cubiertas de nieve y las duras tierras del norte. Mis patas me llevaron hacia el sur, donde las costas tranquilas y las palmeras me recibieron con una calidez que nunca antes había experimentado.
Cada paso que daba me acercaba a un nuevo horizonte, y mi corazón latía con la esperanza de encontrar un lugar donde mi valía no estuviera determinada por mi posición en la lista de pretendientes. Las montañas se desvanecieron en el horizonte, reemplazadas por playas de arena suave y aguas cristalinas que reflejaban el brillo del sol.
Exploré valles frondosos y selvas exuberantes, cruzando ríos y campos interminables. El paisaje cambiaba a medida que avanzaba por el sureste, y mis ojos se maravillaban con la diversidad de la naturaleza que me rodeaba. Sin embargo, en cada nuevo lugar, la soledad aún se aferraba a mi corazón.
Decidí entonces cambiar mi rumbo hacia el noreste, hacia el bosque profundo. Las sombras de los altos árboles parecían abrazarme a medida que avanzaba entre sus troncos centenarios. El crujir de las hojas bajo mis pezuñas resonaba en la quietud del bosque, creando una melodía suave que acompañaba mis pensamientos.
En mi travesía, lo que más anhelaba encontrar era a alguien que pudiera aceptarme tal como era, sin juzgarme por mi posición en la jerarquía de pretendientes. La esperanza de encontrar pareja resonaba en mi pecho como un latido constante.
Finalmente, en el corazón del bosque, el fragante olor de una hembra impregnaba el aire del bosque, despertando mis instintos más profundos. Sentí cómo mi corazón palpitaba con una nueva intensidad, como si cada latido fuera una señal de esperanza, indicándome que finalmente podría encontrar a mi compañera predestinada en este rincón del bosque.
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Tarish despertó,después de tomar una siesta, se puso en pie de un salto y estiró sus garras en el suelo. agudizó sus oídos, movía de un lado a otro sus orejas para buscar captar la voz de Lalabel,. Alzó la cabeza y escuchó muy a lo lejos la voz de Lalabel en dirección al río.
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Yang se había quedado en la cama como un espectador silencioso, pero también disfruto ver a lalabel y noir, lo que provocó una nueva erección. Yang carga a lalabel entre sus brazos. - Vamos a darnos un baño en el río.
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El ultimo paraíso de las bestias
RomanceLalabel una Estudiante de 3 er año de veterinaria, sufre un accidente en la calle y después de la caída conoce a un misterioso anciano, la transfiere otro mundo de Fantasía donde los animales se transformar en humanos. Lalabel y sus esposos reco...