Capitulo 47:
Desde la orilla de la playa, se oyen gemidos y susurros. Los tritones, curiosos, se acercan a la superficie, intentando encontrar la fuente de esos sonidos. Sus oídos agudos captan los dulces gemidos de una pareja que, se encuentra apareandose sobre la arena, se entrega a su amor. La brisa marina lleva sus palabras, llenas de ternura y pasión, hasta el arrecife.
Hay tritones más atrevidos que desde lejos observan aquella escena con envidia.
El tono de amor de la hembra terrestre, despierta el deseo y la curiosidad entre los tritones.
()()()()
Lalabel y Tarish se aparean en posiciones cómodas para su vientre abultado. Pasada la medianoche Lala quedó agotada y terminó durmiendo en el pecho de su compañero.
Tarish la envolvió con una piel y la cargó delicadamente para no despertar la, cuando dormía profundamente.
Al llegar a la cabaña, Tarish empujó suavemente la puerta con su pie, asegurándose de no perturbar el sueño de Lala. Dentro, la luz de la luna iluminaba suavemente el espacio, creando un ambiente cálido y acogedor. Yang, Noir, Teru y Liam ya estaban descansando, pero se despertaron al oír la puerta.
—Shhh, está dormida —susurró Tarish con una sonrisa, llevándola hacia su cama.
Los demás asintieron y se acomodaron en sus lugares, observando con ternura cómo Tarish cuidaba de Lala. La depositó suavemente en la cama, asegurándose de que estuviera cómoda. Luego, se sentó a su lado, vigilándola con ojos llenos de amor y devoción.
Yang percibió el fuerte olor de apareamiento que envolvía a ambos.
—Te ayudaré a cambiarla de ropa— Se acercó.
En ese instante, Yang se percató de la marca conyugal que está en el antebrazo izquierdo de Tarish con forma de pantera.
—Felicidades Tarish, ya forma parte de la familia. — Noir le dio una palmada en el hombro.
En ese momento, Teru y Liam enfocan la mirada en la marca conyugal.
()()()()()()
Tarish y Yang se encargaron de limpiar el cuerpo de Lalabel con delicadeza y ponerle un vestido limpio. Se acostó junto a ella, abrazándola suavemente. La cabaña estaba en silencio, salvo por el suave susurro del viento y el ocasional crujido de la madera. Los demás esposos de Lala se acomodaron a su alrededor.
()()()()()
Al día siguiente, en la aldea costera de la península de Arana, el ambiente estaba cargado de anticipación. Las nubes comenzaron a acumularse en el cielo, oscureciendo gradualmente el horizonte con tonos de gris profundo y azul oscuro. La brisa, que hasta hace poco era cálida y ligera, ahora traía consigo un frescor húmedo, un presagio inconfundible de las primeras precipitaciones de la temporada de lluvia.
Dentro de una acogedora cabaña construida con madera y cañas, Teru se movía con diligencia. Sus manos, ágiles y acostumbradas al trabajo en la cocina, cortaban trozos de frutas frescas con destreza.
El estómago de Lala, sin embargo, tenía otros planes. Un gruñido hambriento la sacó de su sueño. Abrió los ojos lentamente, parpadeando mientras se acostumbraba a la luz suave que llenaba la cabaña. Se incorporó despacio, todavía medio dormida, y se frotó los ojos con las manos.
—Buenos días, Lala —saludó Teru con una sonrisa cálida, mientras colocaba el cuenco de ensalada de frutas sobre la mesa—. He preparado tu desayuno favorito.
Lala sonrió de vuelta, sus ojos brillando con agradecimiento. Se levantó de la cama y caminó hacia la mesa, con Tarish siguiéndola de cerca, moviendo la cola alegremente.
ESTÁS LEYENDO
El ultimo paraíso de las bestias
RomanceLalabel una Estudiante de 3 er año de veterinaria, sufre un accidente en la calle y después de la caída conoce a un misterioso anciano, la transfiere otro mundo de Fantasía donde los animales se transformar en humanos. Lalabel y sus esposos reco...