El ultimo paraíso de las bestias

capitulo 25: Viajando

Capítulo 25: Viajando

He caminado los senderos de la vida como Orus, el curandero y escriba de nuestra aldea. Mis días han transcurrido en una serena resignación hacia mi deber, registrando los acontecimientos del tiempo en mi amplia memoria. Sin embargo, todo cambió desde el instante en que mis ojos se posaron en ti, Lala. En ese momento, una parte de mí, que por mucho tiempo yacía dormida, despertó con fuerza.

He seguido tus pasos desde la distancia, observando cada matiz de tus expresiones faciales, atesorándolas en lo profundo de mi memoria como joyas preciosas. En la noche de luna llena, cuando probé por primera vez ,tu sangre y usando mi habilidad de premonición, revelando un destino para ti tan vasto y complejo como un laberinto tejido por un dios. Pero también descubrí que mi destino está entrelazado con el tuyo, como los hilos de un tejido ancestral, aunque el momento para que nuestras vidas se unan aún no ha llegado.

Espero con anhelo que tu largo viaje te conduzca de regreso a mí, que traigas contigo la luz que ha iluminado mi existencia desde que nuestros destinos se entrelazaron en el tapiz del tiempo.— Rezo por ti mi amada Lala para que superes cada obstáculo que encuentres en tu viaje y regrese a mi cercanía.

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Durante los primeros días de viaje, mis compañeros y yo fuimos dejando atrás el bosque templado donde estaba ubicada nuestra aldea. El aire fresco y el aroma a tierra húmeda se desvanecían a medida que descendíamos en dirección a la aldea en los Pavo Reales, ubicada en un exuberante bosque subtropical. Seguíamos el mapa proporcionado por el sistema, una especie de guía similar a un videojuego que nos indicaba el camino a seguir en esta aventura.

El ambiente cambió drásticamente a medida que nos adentrábamos en el denso follaje del bosque subtropical. La luz del sol se filtraba a través de las hojas verdes, creando un juego de sombras y reflejos en el suelo. El aire era más húmedo aquí, cargado con el canto de las aves exóticas y el zumbido constante de insectos.

Nuestro viaje no estuvo exento de peligros. Cada vez que tomaba forma humana, me veía envuelta en problemas. Los machos salvajes del bosque detectaban mi olor, y en dos ocasiones intentaron secuestrarme. Para ellos, mi falta de marca conyugal en el cuerpo significaba que estaba soltera y, aparentemente, disponible para ser capturada.

Fue una experiencia aterradora y agotadora. Mis compañeros y yo tuvimos que permanecer en constante alerta, siempre vigilantes ante cualquier amenaza que pudiera surgir de entre la espesura del bosque. Nos movíamos con sigilo, tratando de evitar a los machos salvajes y buscando el camino más seguro hacia nuestra meta.

Los incidentes en el bosque subtropical, aunque peligrosos, tuvieron un efecto inesperado en mis habilidades. Gracias a la tensión y la necesidad de mantenerme alerta, subí dos niveles en mis habilidades de supervivencia y combate. Aprendí a confiar en mis instintos y a utilizar mejor mis habilidades para evitar peligros innecesarios.

Sin embargo, a pesar de mi creciente destreza, seguía enfrentándose a desafíos diarios. Uno de los aspectos más difíciles para mí era la comida. Intentaba no ser quisquillosa, pero la dieta limitada del bosque no ofrecía mucha variedad. Siempre estábamos comiendo frutas frescas o carne asada sobre una fogata improvisada.

Recordar la comida del mundo moderno se convirtió en uno de mis mayores anhelos. ¡Una pizza cargada de champiñones y queso derretido, una lasaña casera con capas de salsa y queso, o quizás unos rollos de sushi rellenos de pescado fresco y arroz perfectamente sazonado! Solo pensar en esas delicias hacía que se me hicierá agua la boca y aNoirndo la comida deliciosa.

Con la esperanza de encontrar granos en la aldea de la Pluma azul, continuamos nuestro viaje a través del bosque subtropical. El sol empezaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos cálidos y dorados mientras nos adentramos más y más en la densa vegetación.