Capitulo 48

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Capítulo 48: La canción

Capítulo 48: La canción

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Una semana después...

Las sirenas, con sus cabellos verdes y dorados, nadaban cerca de la orilla, cada una cantando a una frecuencia especial. Sus voces creaban una melodía hipnótica que resonaba en el aire, mezclándose con el sonido de las olas y la lluvia. Era como si la naturaleza entera se uniera a su canto, creando una sinfonía de vida y belleza.

Los machos de las bestias marinas, tritones, delfines y tiburones, acudían al encuentro de las sirenas, atraídos por su canto. Se movían con gracia en el agua, sus cuerpos musculosos brillando bajo la luz gris del día lluvioso. Los tritones, con sus colas con hermosas escamas y torsos humanos, nadaban junto a las sirenas, intercambiando miradas y sonrisas. Los delfines daban saltos y piruetas en el aire, para atraer la mirada de las hembras los delfines al llegar a la orilla se transformaban en humanos.

Mientras los tiburones nadaban más cerca del fondo, observando con ojos brillantes y atentos.

Mientras los tiburones nadaban más cerca del fondo, observando con ojos brillantes y atentos

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Lalabel pov

Sentada frente a la ventana de la cabaña, sentía el calor del hogar mientras la lluvia caía con fuerza afuera, cubriendo todo en un manto de agua que parecía no tener fin. Acariciaba mi vientre, mi mano deslizándose suavemente sobre la piel ya más redonda, conectando con la vida que crecía dentro de mí. Los pequeños movimientos de mis cachorros me llenaban de ternura y una calma indescriptible. Sabía que estaban a salvo, protegidos por este refugio, por mis esposos, por mí.

Mis ojos se fijaron en la escena frente a mí, en la playa iluminada tenuemente por el día gris. Las sirenas, con sus cabellos ondeando al compás de la brisa marina y la lluvia, estaban cerca de la orilla. Cada una de ellas cantaba con una melodía diferente, un canto lleno de misterio, de promesas, de esperanza. Eran hermosas, con sus largas colas resplandecientes de tonos verdes y dorados, moviéndose con una gracia que parecía sobrenatural.

El sonido de la lluvia se mezclaba con los cantos de las sirenas. Cerré los ojos un momento, escuchando, sintiendo. Sabía que mis esposos estaban ocupados en algún lugar dentro de la cabaña, preparando lo necesario para las largas semanas de lluvia. Cada uno, a su manera, me cuidaba, me protegía, y por eso sentía esa calma que ahora llenaba cada rincón de mi ser.

Afuera, el océano respondía a sus melodías con el romper suave de las olas en la orilla, como si ambos, mar y sirenas, compartieran un lenguaje secreto. Continúe con los ojos cerrados, permitiéndole absorberlo todo. La calidez de la cabaña, la suavidad de la piel sobre mis hombros, la sensación de vida bajo mi mano mientras acariciaba mi vientre. Pero, en medio de esa paz, algo despertó en mí, algo que hacía mucho tiempo había quedado enterrado.

La letra de una vieja canción, aquella que solía escuchar cuando era más joven, cuando mis preocupaciones eran tan ligeras como el aire, empezó a formarse en mi mente. Era de mi cantante favorita, una melodía que me traía nostalgia y algo más profundo. Sin pensarlo mucho, comencé a cantarla en un susurro, casi sin darme cuenta.

La melodía fluía de mis labios, suave y tranquila, pero con una fuerza interior que crecía con cada palabra:

Durante mucho tiempo en lo profundo del mar duerme el guardián del océano... ♪♫♪

Ese tiempo está llegando a su fin...♪♫♪

La bestia abre sus ojos y escucha el llamado de su amada...♪♫♪

En la superficie del mar, a lo lejos la figura de esta bestia pronunciando el nombre de su amada....♪♫♪

Mucho tiempo después, la leyenda del guardián fue cantada por la noche....♪♫♪

En la época, cuando el continente florencia....♪♫♪

Y mientras cantaba, algo cambió. Sentí que el aire a mi alrededor se volvía más denso, más cargado. Era como si cada nota que salía de mi garganta tuviera un peso, un poder que no podía explicar.

Mi voz, por alguna razón, parecía resonar más allá de los muros de la cabaña, más allá de la playa. El eco de mis palabras se unió al de las sirenas, pero no en discordia; era como si mi canto completara el suyo, como si hubieran estado esperando esa voz, mi voz, para crear algo más.

Abrí los ojos de golpe, sorprendida por la intensidad de lo que sentía. Algo en el aire había cambiado. No podía decir exactamente qué, pero había una tensión, una expectativa flotando en el ambiente. El sonido de mi voz, aún suave, parecía viajar lejos, mucho más allá de lo que imaginaba. Sentí, casi como un instinto primitivo, que mi canto había llegado a las profundidades del océano.

El mar respondió. Lo sentí antes de verlo. Un leve temblor en la tierra, como si algo antiguo y dormido se hubiera movido en el abismo. Me detuve abruptamente, con el corazón latiendo más rápido.

—¿Qué está pasando...? —susurré, casi sin aliento.

No sabía si era mi imaginación o si realmente había despertado algo. Las sirenas en la playa también parecían haberlo notado. Sus cantos se habían silenciado, y desde mi ventana podía verlas mirando hacia el océano, expectantes, como si algo se acercara.

Me puse de pie lentamente, aún con la mano sobre mi vientre. Una extraña mezcla de miedo y emoción se apoderó de mí. Había algo en esa vieja canción, algo que no había comprendido hasta ahora. Tal vez... tal vez había una razón por la que esa melodía había venido a mi mente justo en ese momento.

()()()()()

En lo profundo del océano, en las oscuras y frías profundidades donde la luz apenas llegaba, algo comenzó a moverse. Durante siglos, el Guardián del Océano había permanecido inmóvil, dormido en el olvido, envuelto en un sueño profundo, solo esperando ser llamado. Nadie había osado despertar aquella antigua y poderosa criatura. No hasta ahora.

El eco de mi canción había viajado más allá de lo que jamás podría haber imaginado. Llegó hasta las vastas cavernas submarinas, allí donde el Guardián descansaba. Y al oírla, como un susurro lejano, su conciencia comenzó a agitarse. Sus grandes ojos, que no se habían abierto en eones, parpadearon lentamente mientras la melodía despertaba algo dentro de él. Era como si esa canción, olvidada en el tiempo, fuera una llave que finalmente giraba en la cerradura correcta.

 Era como si esa canción, olvidada en el tiempo, fuera una llave que finalmente giraba en la cerradura correcta

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Hola mis queridas lectoras!!!

Aquí esta el capitulo de mi regreso, espero que les guste.

Gracias por su comentarios de apoyo y sus estrellas, eso me anima mucho a seguir adelante con la historia.


El ultimo paraíso de las bestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora