Capitulo 49: El Kraken

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Capitulo 49: El kraken

Mis esposos también sintieron el temblor. Yang, siempre protector, se acercó a mí con una mirada seria. Noir, con los ojos entrecerrados, observaba el mar con una mezcla de curiosidad y preocupación. Tarish y Liam estaban en alerta, como si esperaran lo peor. Pero yo sabía, en lo profundo de mi ser, que no era un ataque. Era algo diferente. Algo mucho más grande.

La canción... mi canción había despertado algo en el Guardián del Océano.

—Es él —dije en un susurro, mientras sentía una extraña conexión con el vasto cuerpo de agua frente a mí—. El Guardián del Océano está despertando.

El temblor bajo nuestros pies se intensificó por un momento, como si la misma tierra estuviera respondiendo a su llamado. Y luego, de repente, todo se calmó. La lluvia seguía cayendo, pero el aire estaba impregnado de una quietud inquietante. Sabía que algo había cambiado. El Guardián estaba despierto.

—Lala... —Noir pronunció mi nombre en voz baja, casi como una advertencia.

Mi mirada permanecía fija en el mar. Algo se movía bajo las aguas, algo colosal y antiguo. Podía sentir su energía, su inmenso poder. El océano mismo parecía contener la respiración.

De pronto, las aguas se levantaron. No como una simple ola, sino como si una enorme criatura estuviera saliendo de las profundidades. Las sirenas en la orilla dejaron de cantar y nadaron hacia atrás, observando con asombro y temor lo que estaba sucediendo. Y entonces, lo vi.

Una gigantesca figura comenzó a emerger del agua. Tentáculos enormes rompían la superficie, cada uno tan largo como un edificio de cuatro pisos, elevándose en espirales majestuosas hacia el cielo. Su piel era color purpura, casi negra, con algunas cicatrices y marcas de tiempos pasados. El Guardián del Océano había despertado.

—¡Es el Kraken! —escuché la voz de Aran gritar desde la aldea.

Pero yo sabía que era más que solo una bestia marina. Este ser había sido el protector del océano y el protector de la primera sirena, y ahora había vuelto a la vida, llamado por mi canción.

—Lala, debemos alejarnos... —dijo Liam, su voz cargada de preocupación.

—No —respondí, sin apartar los ojos del coloso que emergía—. Él no nos hará daño.

A pesar de su imponente figura, no sentí miedo. No en ese momento. Sentí una extraña conexión, como si, de alguna manera, el Kraken y yo estuviéramos destinados a conocernos. Como si mi canción hubiera despertado algo más que su cuerpo, algo en su alma. Algo que llevaba mucho tiempo perdido.

El temblor había cesado. El Guardián del Océano, ahora completamente visible, se quedó inmóvil por un momento, como si estuviera tomando conciencia del nuevo mundo que lo rodeaba.

El Kraken se acercó a la orilla de manera imponente, transformando su gigantesca forma en algo mucho más humanoide. A medida que se acercaba, pude ver cómo su cuerpo, antes lleno de tentáculos, se adaptaba y formaba dos piernas firmes que lo sostenían en la arena. Su piel era de un púrpura, como si la oscuridad del abismo estuviera impreso en su ser. Sus ojos dorados, profundos y antiguos, miraban con una intensidad que parecía atravesar todo a su alrededor. Estaba buscando algo... o alguien.

Sabía que estaba buscando a quien había entonado la canción que lo despertó. Y, aunque sentía el peso de su mirada recorrer a cada una de las sirenas cercanas, algo en mí sabía que ese encuentro era inevitable. Contuve la respiración mientras su mirada finalmente se posaba en mí.

Sus ojos se ensancharon por la sorpresa, y su rostro, severo e imponente, reveló por un breve momento algo parecido a la confusión.

—Tú... —su voz resonó como el mismo océano, profunda y grave—. No eres quien esperaba. ¿Quién te enseñó esa canción?

El ultimo paraíso de las bestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora