Capítulo 43: Bestias Marinas
En el arrecife de coral que se encontraba cerca de la península de Arana, las aguas cristalinas permitían que los rayos del sol se filtraban hasta las profundidades, iluminando un mundo subacuático de colores vibrantes y vida en constante movimiento.
Un grupo de sirenas se encontraba reunidas en círculos, flotando grácilmente entre las formaciones de coral. Sus voces melodiosas resonaban a través del agua, creando una sinfonía que se mezclaba con el suave murmullo del océano. Las sirenas eran criaturas de una belleza inigualable, con largas cabelleras que flotaban como sedas en el agua, y colas cubiertas de escamas relucientes.
Adela, una adulta de la tribu de sirenas, se destacaba por su hermoso cabello verde oscuro que ondeaba suavemente con el movimiento del agua, y sus ojos azul cielo que parecían contener la inmensidad del océano. Su nariz perfilada y su piel blanca como la espuma del mar la hacían parecer una figura mítica salida de un sueño.
Adela se encontraba rodeada de un grupo de jóvenes sirenas, todas expectantes y ansiosas, escuchando cada palabra con atención. La sabiduría y experiencia de Adela eran respetadas por todos en la tribu, y cuando hablaba, el arrecife entero parecía detenerse para escucharla.
—Jóvenes sirenas —comenzó Adela con voz melodiosa y autoritaria a la vez—, dentro de un mes comenzará la temporada de lluvia y nuestro ciclo de celo. Cada una de ustedes debe prepararse para este momento tan importante.
Las jóvenes sirenas se miraron entre sí, intercambiando miradas de emoción y nerviosismo. Para muchas, sería la primera vez que experimentaría el ritual de cortejo que había sido una tradición en su tribu durante generaciones.
—Es normal que más de un macho acuda a la frecuencia de su canto —continuó Adela, viendo la mezcla de ansiedad y entusiasmo en los rostros de las jóvenes—. Recuerden elegir al macho que les ofrezca la mayor cantidad de perlas, eso indica que es el más fuerte y capaz de protegerlas a ustedes y a sus futuras crías.
—No se dejen llevar solo por la cantidad de perlas, sino también por el carácter del macho —agregó Adela, con una sonrisa sabia—. La fuerza es importante, pero la bondad y la inteligencia también lo son.
Las jóvenes sirenas asintieron, comprendiendo la importancia de lo que se les estaba diciendo. Sabían que no solo estaban eligiendo un compañero, sino también un protector y un padre para sus descendientes.
Las palabras de Adela resonaron en el arrecife, mezclándose con el suave murmullo de las olas y el canto distante de las ballenas. La temporada de celo se acercaba, y con ella, la promesa de nuevos comienzos en aquel hermoso rincón del océano.
Las jóvenes sirenas se dispersaron lentamente, cada una sumida en sus pensamientos y en la anticipación de lo que estaba por venir. Adela las observó alejarse con una mezcla de orgullo y nostalgia, sabiendo que pronto seguirán sus propios caminos, siguiendo el ciclo eterno de la vida marina.
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El ultimo paraíso de las bestias
RomanceLalabel una Estudiante de 3 er año de veterinaria, sufre un accidente en la calle y después de la caída conoce a un misterioso anciano, la transfiere otro mundo de Fantasía donde los animales se transformar en humanos. Lalabel y sus esposos reco...