Las mujeres del héroe

Verdad a medias

Las semanas que le precedieron a la bofetada de Mary con Christopher fueron incómodas y difíciles. Mary solo sale de su casa para asegurarse que sus nietas sobreviven, sin embargo, es una realidad que todo pende de un hilo. Ese ambiente de pasividad se confunde con uno de tregua en la casa, pero al no existir confrontación, no existe desgaste y eso le funciona a todos los habitantes.

Sin preverlo, ahora Christopher es invitado a los paseos diarios que Laysha le da a su perro por las múltiples áreas verdes de la casa. Incluso, le ha enseñado algunos trucos al can, por él cual ha llegado a sentir aprecio, es el único integrante de la familia que no puede hablar para juzgarlo.

Christopher ha conocido poco a poco los intereses de las más pequeña, le encanta dibujar y pintar, le da gusto que siga percibiendo tomar un papel y un lápiz como manera de entretenimiento.

Después de una continua guerra de reclamos y gritos, logró tener una conversación con Pam donde tan solo hablaron de la competencia nacional de natación y las nuevas políticas de evaluación, y en ningún momento se citó a algún momento desastroso del pasado. La ha visto merodeando por la alberca, la cual no ha tocado desde que se construyó, según le han dicho, pero lo considera un avance.

Su esposa no ha tenido contacto directo con él, en la clínica solo la han dejado marcar un par de veces a la casa y las conversaciones no ha pasado de un tenue y corto saludo y una solicitud instantánea para que le pase a su madre, pero se puede decir con los minutos compartidos, que está mejorando, su voz tiene un tono diferente. Logró llegar a un acuerdo para acortar los tres meses pactados, Louise estaría llegando la semana entrante.

Después de su última conversación explosiva con Mary, no han vuelto a cruzar palabra, todo lo dicen por medio de las niñas. A pesar de que quiere odiarla, algo dentro de sí acepta que lidiar con la muerte de tu esposo no debe ser un asunto sencillo, por lo menos, para él no lo sería.

Finalmente, logró manejar su relación con Eric y Tom. Ya no le marcan a diario para reprocharle su decisión. Lograron enviar a un reemplazo que le ha quitado mucho peso de encima y cumple con las expectativas de los grupos interesados. Sabe que no debe fiarse en lo absoluto, pero le da tranquilidad que sigue manejando a la perfección los sistemas de control que tiene sobre ellos.

Podría decirse que dejó de sentirse como un extranjero por unas horas. Podría decirse que ahora tiene una rutina. Toma una sesión de natación por la mañana, sigue esperando que en algún momento su hija mayor se le una, siempre había sido un pasatiempo compartido. Toma el desayuno con sus hijas. Optó por no regresar a la oficina y se instaló dentro de uno de los múltiples estudios que tiene la propiedad.

Podría decirse que está haciendo tareas administrativas y no le molesta demasiado, pero claro está que esa tranquilidad está relacionada con saber que esta es una medida temporal.

Las niñas comen con Mary, por lo que él puede tomarse ese momento y además puede pedir cualquier comida que se le ocurra. Sin saberlo, ha adoptado un estilo de vida convencional. Pero nada bueno dura demasiado.

Recibió un mensaje donde le decían que prendiera la televisión. Era su esposa.