El frío de aquella mañana sabía distinto, era seco y daba la sensación de ardor en las manos. Hacía unos tres grados, pero eso no detuvo que las multitudes se concentraran fuera del juzgado, incluso se podían apreciar por lo menos una docena de puestos ambulantes de comida a reventar.
Los noticieros preguntaban la opinión de la gente y, al parecer, una nueva división aquejaba al país. Equipo Louise o equipo Christopher. Había pasado tanto tiempo desde que un tema así de controversial despertó el interés de una mayoría considerable, lo suficiente como para que un asunto que era un intermedio entre una telenovela y un cómic de superhéroes resultara en una mayoría que puede tomar una decisión política importante.
La semana pasada ya se estaba votando en el Senado una urgente revisión de la actividad militar del país y en las calles se escuchaba la exigencia de que todos los participantes en las aberraciones plasmadas en aquellos videos, tocaran cárcel. No cabía duda de que Christopher seguía siendo un símbolo que representaba diversas cosas, que podía ser desde un amor platónico hasta la esperanza de que existiera un mañana.
Una de las entrevistas más virales del juicio es donde una mujer, entre lágrimas, le ruega a Louise que deje de destruir al arquitecto de la paz del país y que lo mejor que puede hacer es hacerse a un lado o morir.
También rondaban en las redes sociales invitaciones de diversas mujeres a convertirse en la madrastra de las hijas de Christopher, donde decían que sería un honor acompañar al héroe del país en un nuevo capítulo. Los analistas financieros describían lo que estaba sucediendo como un total caos, pero el caos con más alteración en la moneda de la última década.
Christopher llegó por su cuenta unos minutos antes al juzgado, se dio la libertad de investigar sus entradas y de poder evitar la multitud por una puerta alterna. No ha mantenido conversación con nadie desde hace una semana, ni con sus propios abogados, no visitó a sus hijas en los días que le había otorgado la jueza, ya que no quiso experimentar la incomodidad de responder preguntas sobre los videos porque bajo un filtro de honestidad abrupta, no tenía una explicación suficiente para justificarse.
Y, a pesar de que un pequeño sentimiento de vergüenza quiere brotar dentro de su persona, Christopher siente que cumplió con su deber, y que nadie que no haya estado ahí presente tiene la legitimidad para hacer un juicio de valor sobre ello.
«Cuando los planes se prevén anticipadamente, admiten remedio con facilidad; pero si se espera a que estén encima para curarlos, no siempre se logra el remedio, haciéndose a veces incurable la enfermedad». Repite cinco veces esta frase de Maquiavelo, le da tranquilidad.
Sabe que sus abogados le dirán que no haber ido con sus hijas será usado en su contra, si finalmente está peleando por ello, porque perdería la oportunidad de hacerlo desde ahora.
Piensa que quizás podría dejar por la paz toda esta mierda, entrar por esas puertas y otorgarle a Louise lo que quiere y olvidarse por completo de sus hijas, pero a pesar de esa armadura de fortaleza que quiere portar todo el tiempo, se le vienen a la mente los momentos compartidos con ellas, que quizá no han sido tantos como ha querido, pero han hecho un impacto en su vida y quizá son los únicos que puede calificar como valiosos.
También acepta que no está dispuesto a perder a Louise y que este teatro era necesario para resurgir una llama descuidada y averiada. Que, en términos generales, podrían estar a mano. Hace unos meses nunca se imaginó que podría perderlas, de alguna manera, siempre las había dado por hecho, siempre había pensado que llegando a casa tendría tres personas recibiéndolo con los brazos abiertos.
Incluso, recuerda el día que Louise le dijo que sería padre, estaba muy nerviosa y con los ojos llorosos, a pesar de que llevaban más de un año saliendo y ya habían hablado de casarse, tenía la incertidumbre de que él no se hiciera responsable.
ESTÁS LEYENDO
Las mujeres del héroe
General FictionLouise está segura de dos cosas: ama a su esposo de manera desmedida e infinita, pero debe dejarlo. El sacrifico que implica ser la esposa y madre de las hijas del general Christopher Williams está costándole la cordura. Su decisión será una bomba...