La diosa de las tempestades.

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¡BUENAS, BUENAS! ¿Desde donde y a que hora leen esto?

¿HAN ESTADO VIENDO LA SERIE? ¿QUÉ LES PARECE? Ay, yo muero cada martes, ¡LA AMO!

Les aviso que lo que viene a ser La Casa de Hades la dividiré con capítulos intercalados de Jasón y Percy. Despues de este viene uno de Percy.

Espero les guste.

-X-

Jasón necesitaba despertarse o moriría, pero era incapaz de aferrarse a ese pensamiento.

En el sueño, se hallaba en el tejado de un alto edificio, con el contorno nocturno de Manhattan extendiéndose a su alrededor. Un viento frío le azotaba la ropa.

A unas manzanas de distancia, había nubes acumuladas encima del Empire State: la entrada del mismísimo monte Olimpo. Relampagueó. El aire adquirió un matiz metálico con el olor de la lluvia inminente. La parte superior del rascacielos estaba iluminada como siempre, pero parecía que las luces no funcionaran bien. Parpadeaban en tono morado y naranja como si los colores lucharan por imponerse.

Bajo las nubes acumuladas había una docena de carrozas volando entorno al edificio: eran los dioses. Jasón parpadeo y se froto los ojos, observando con atención. Tras unos días de estudio, fue fácil distinguir a los romanos de los griegos, fijándose en sus atributos. Vio a Poseidón, Hefestos, Atenea, Diana. Los demás se movían demasiado rápido como para fijarse en ellos. Sin embargo, todos se atacaban. Flechas estallaban en el aire. Una gélida ventisca congelo la punta del Empire State. Marte derribo un carruaje con unas granadas.

Luego, cuando volvió la vista, vio el amplio Campamento Mestizo. La playa estaba dominada por una veintena de gigantescas embarcaciones, idénticas al Argo II, que estaban siendo cargadas con armas, explosivos, alimentos y medicina. Quirón observaba todo desde el porche de la Casa Grande, junto a Reyna, la reina Hylla y Clarisse, la intolerante hija de Ares. Cientos de carpas llenaban el espacio entre las cabañas, donde los romanos y las amazonas habían establecido su propia base.

Y luego... Un brillante edificio, tan imponente como la mejor fortificación romana, se alzó sobre una colina. Jasón la reconoció casi al instante. Un brillante cetro se alzaba en medio del pabellón, custodiado por fantasmas de legionarios romanos.

-¡DESPIERTA!

Cuando se despertó, fue solo para ver como el mar se precipitaba sobre ellos y una gigantesca ola amenazaba con ahogarlos. Piper había sido quien lo había despertado, totalmente mojada por el agua de mar, y la urgencia en su rostro alerto a Jasón de que algo iba terriblemente mal.

El barco se estaba inclinando tan violentamente que tuvo que trepar por el suelo para salir de su camarote. La cubierta crujía. El motor gemía como un búfalo de agua moribundo.

Hazel salió de su camarote dando traspiés y agarrándose la barriga.

-¡Odio el mar!

Como pudieron, ambos se arrastraron hacía la cubierta y la vista los hizo gritar.

Una ola del tamaño de un rascacielos rompió sobre la cubierta de proa y arrastró las ballestas delanteras y la mitad de la barandilla al mar. Las velas estaban hechas jirones. Relampagueaba por todas partes, y los rayos caían al agua como si fueran focos. La lluvia horizontal azotaba la cara de Jasón. Las nubes eran tan oscuras que sinceramente no sabía si era de día o de noche, aunque era de noche cuando se había ido a dormir.

La tripulación estaba haciendo lo que podía..., que no era gran cosa.

Leo manejaba la consola del timón con destreza, aunque parecía tener verdaderos problemas para mantener el barco a flote. Gritaba algo, aunque Jasón no lo escuchaba.

Percy Jackson: El Hijo de Hestia II, Los Héroes del Olimpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora