Un gánster y la princesa de Colquide

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Buenas, buenas, nenes. 

Otro cap, despues de casi una semana.

Espero les guste, y recuerden ir y seguir la pagina.

-X-

Era ya medianoche cuando el carro volador fue derribado del cielo.

Las luces de Chicago brillaban a varios kilómetros por debajo de ellos. Algunos metros más allá, Luke vio como los pegasos chillaban como locos, tratando de desprenderse del carro, el cual ahora era un gigantesco bloque de hielo.

Leo gritaba aterrorizado y agitaba los brazos. Se perdió tras una nube.

Pero Jasón... Era un hijo de Júpiter, claro. Luke lo vio planeando sin dificultar, y tenía a Piper sujeta por la cintura.

¡Padre, por favor! Chillo Luke, en su mente, al ver el suelo acercarse más rápidamente de lo que le gustaría.

Entonces una ligera presión se posó sobre sus piernas. Cuando miro, vio que sus botas de combate habían sido reemplazadas por zapatillas deportivas con unas pequeñas alas doradas.

-¡Maia!-grito Luke, y al instante, remonto los vientos. Soltó una carcajada y un agradecimiento al aire-. ¡Leo, aguanta, voy por ti!

Salió disparado hacia él. En el camino, corto las correas de los pegasos y estos, aliviados, se perdieron en la noche.

Luke tomo a Leo por un brazo, aunque estuvo a punto de perderlo. El chico lucia verde.

-¡ESTO NO ES DIVERTIDO!-gritaba Leo.

Claro que no. Pero como pudo, Luke aterrizo sobre un tejado. Jasón también, con la cara roja del esfuerzo. No controlaba sus poderes, o no recordaba cómo hacerlo, supuso Luke.

-Eso fue...-Piper temblaba.

-Horrible.

Leo vomito allí mismo. Luke se apartó con delicadeza.

-¿Qué paso?-pregunto, en tanto, Jasón.

-Si tuviese que adivinar-gruño Luke-, diría que fue Khione.

Había sucedido tan rápido. Un momento volaban en calma, comiendo galletas saladas, y al siguiente, un proyectil de viento escarchado los golpeo.

-Quizá no debiste amenazarla-repuso Leo.

Luke alzo una ceja.

-¡Es la enemiga, Valdez! Nos habría atacado, con o sin amenaza.

Jasón y Piper le dieron la razón. Leo, en cambio, parecía tener la esperanza aun de que Khione fuese una chica buena.

Un suave aleteo les llego. Los pegasos, los cuatro, regresaban. Tiritaban de frio, tenían las crines llenas de escarcha, pero fieles como eran, seguían dispuestos a concluir la misión con ellos. Luke se puso tan feliz que se descolgó la mochila y saco varias manzanas y terrones de azúcar para ellos.

Mientras los pegasos comían felizmente, Piper se fijó en sus zapatos.

-¿Y eso? No recuerdo que los llevases...

-Ah, un regalo de papá. Son una réplica de los suyos.

Leo se agacho, fascinado.

-¡Amigo, están geniales! ¿Crees que pueda examinarlos más a detalle?

Luke negó.

-No lo creo.

-¿Qué hacemos ahora?-pregunto Piper.

Jasón les señalo un movimiento fugaz debajo de ellos. Al principio, Luke pensó que era un avión pequeño, pero era demasiado pequeño, demasiado oscuro y demasiado rápido. El objeto se dirigía a los rascacielos trazando una espiral, zigzagueando y cambiando de forma... y, por un instante, adoptó la figura humeante de un caballo.

Percy Jackson: El Hijo de Hestia II, Los Héroes del Olimpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora