¡BUENAS, LAS TENGAN Y LAS MANTENGAN!
Diganme, ¿desde donde y a que hora leen?
¡Y sin más empecemos con este primero de siete capitulos! (Recuerden que el epilogo, el ocho, aun esta en duda)
-X-
Quemaron la mortaja de Percy dos días después, por la tarde.
Era un momento perfecto. El cielo estaba muy bonito aquel día: rojizo, con vetas naranjas, amarillas y moradas, sin nubes. Un tenue arcoíris se alzaba a lo lejos. Una leve brisa golpeaba sus rostros, pero no era fría, sino más bien cálida, como una leve caricia.
Jasón, Piper, Leo, Frank, Hazel y el entrenador Hedge estaban de pie en la cubierta, en torno a un brasero bronce, con un reluciente fuego dorado, que alcanzaba una altura de casi cinco metros. Los carbones crujían y se quebraban.
Bianca y Nico pronunciaban oraciones y plegarías a Hades, en nombre del alma de Percy, mientras Luke echaba el trozo de tela a las llamas.
Era preciosa. Todos en el Argo II habían ayudado de una u otra forma, incluso con un mínimo detalle, para hacerla en tiempo record. La tela era seda blanca, sin macula alguna, y tenía en el centro un gran corazón envuelto en fuego. Con alguna clase de magia las llamas se movían en la tela y crepitaban, despedía un humo apenas grisáceo, y olía delicioso: manzanas asadas, canela, pie de manzana, todos los olores que recordaban al hogar.
En los bordes de la mortaja se repetía «Percy» una y otra vez, en hilo de oro, reluciente ante las llamas.
-Hestia...-la voz de Luke se quebró.
Jasón se vio incapaz de apartar la vista. Luke estaba realmente mal. Sus heridas físicas estaban sanando mejor de lo que cualquiera habría esperado, pero era algo más. Lo suyo era una herida en el corazón.
Un leve temblor recorría su mano derecha. Los ojos los tenía hundidos y unas pronunciadas ojeras se marcaban bajo sus pestañas. Su piel, que por lo general tenía un tono dorado, estaba pálida y cerosa. Hasta el cabello lo tenía sucio y quebradizo Era evidencia de lo poco que había dormido y comida en las ultimas cuarenta y ocho horas.
Eran sus ojos lo peor. En sus ojos todos veían un alma atormentada, que tras años y años de sufrimiento, finalmente se había quebrado. Nadie sabía que tanto había soportado en el Tártaro, pero les bastaba saber que Percy había muerto para entender que Luke ya no estaba del todo con ellos.
Jasón y los demás fingían no escucharlo en las noches, pero todos oían sus sollozos, aun encerrados en sus camarotes. Solo Nico y Bianca parecían saber cómo acercársele, e incluso ellos estaban demasiado abrumados por el dolor de perder a Percy.
-Su hijo siempre la honro, Hestia-dijo Luke, después de tomar hondas respiraciones para calmarse-. Él siempre vivió de acuerdo a sus principios. Por favor, señora, donde sea que este su alma... ayúdele.
Los hermanos DiAngelo terminaron sus plegarías y asintieron en dirección a Luke. Este arrojo la mortaja. La tela fue consumida al instante por las llamas.
Por último, Luke saco algo de su bolsillo. Un anillo. Era el anillo con el que le había prometido a Percy ser su esposo.
Parecía que iba a lanzarlo también al fuego, pero en último momento se arrepintió y lo guardo de nuevo.
Cenaron aquella noche en silencio. La comida era simple: carne asada, queso, uvas, pan y jugo.
Solo se escuchaba el sonido de los cubiertos, y a Bianca DiAngelo.
-Luke, por favor-le suplicaba Bianca, ofreciéndole un panecillo-. Solo un poco...
Luke solo negó miserablemente, y se dedicó a doblar una servilleta, haciendo lo que parecía una flor de origami. Su mano temblaba tanto, advirtió Jasón, que los dobleces los hacía mal, y más de una vez rasgo el material.
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Percy Jackson: El Hijo de Hestia II, Los Héroes del Olimpo.
FanfictionTras derrotar a Kronos, el malvado Señor de los Titanes, Percy al fin pensó que podría tener un poco de paz. Pero, las amenazas nunca dejan de aparecer, y esta vez, la Madre Tierra se agita en su sueño. Los gigantes, sus más poderosos hijos, parecen...