La batalla del monte Olimpo.

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¡BUENAS! Andamos en maratón, así que aquí el siguiente cap... ¡AVISOOO! No acepto mensajes de odio, ni nada, ¡SIN DRAMAS! JAJAJAJA

Por cierto, una chica por privado me escribió para decirme que no entendía del todo la composición ni las posiciones de los ejércitos, así que use mis grandes habilidades de edición (noten el sarcasmo, porfis) e hice esta imagen, con las posiciones iniciales que Percy indico en el cap anterior. 

Lo azul es el río, Lo marrón el monte Olimpo

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Lo azul es el río, Lo marrón el monte Olimpo. Verdes son los malos, rojos los buenos. Negro el camino que tienen que cruzar los gigantes. Números: Fuerzas Aliadas, unos 7.500 soldados; Ejército gigante, unos 160.000. Cifras oficiales de su autor.

¡Y YA DISFRUTEN!

-X-

Los enemigos llegaron cuando salían los primeros rayos de luz, en medio de una neblina producida por la lluvia. El sonido de miles de pisadas recorrió el valle, como tambores resonantes, y fue justo la señal que esperaban.

-¡Preparados!-grito Percy.

Un poderoso estruendo lleno las calles de la ciudad y las lindes de los campos, mientras centenares de guerreros se apretujaban en una falange de tres líneas, con lanzas brillantes y afiladas sobresaliendo del muro de escudos como púas de cuerpo espines. Reyna, Clarisse e Hylla, al frente de sus guerreros, gritaban órdenes a diestra y siniestra.

-¡Ya están aquí!

Entonces lo vieron. Centauros salvajes, ogros, ciclopes, demonios, pesadillas, cancerberos, hijos de la tierra, espíritus del grano, dragones, serpientes gigantes, arpías, empusas, lestrigones. Eran cientos, miles, en realidad, y de tantas clases como Percy nunca había visto.

Detrás de ellos estaban los Gigantes, los hijos de Gaia.

El Rey Porfirion, balanceaba su lanza, y reía como loco, flaqueado por sus hermanos Polibotes y Alcioneo. Vio a Orión, tan guapo y arrogante como recordaba, y a Clitio, envuelto en humo. También distinguió a Oto y Efialtes, con sus tutus de ballet; a los escalofriantes Agrio y Toante, con sus cuchillos de carnicero; Mimas, rezagado, arrastrando una gigantesca hacha de guerra, e Hipólito, con pesadas cadenas de oro en torno al cuello. Había muchas más que no conocía, pero intuía de quienes se trataba.

El peor de todos era León, la antítesis de Hestia, con su melena de fuego, que se apartaba del resto, gritando improperios y aplastando monstruos con pisadas firmes. Parecía excitado ante la perspectiva de la batalla.

Un murmullo nervioso se extendió entre las primeras filas de la falange, y Percy no pudo culparlos.

-¡No retrocedan! ¡Manténganse firmes!

Porfirion se echó a reír en cuando se detuvo.

-¡Extraordinario!-Porfirion vio el cielo-. ¡Los dioses del Olimpo nos envían a sus hijos como sacrificio para apaciguarnos! Y tú, Perseo, hijo de Hestia... Tu sangre alimentara a la tierra. ¡Viva Gaia!

Percy Jackson: El Hijo de Hestia II, Los Héroes del Olimpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora