Eolo, el Señor de los Vientos.

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¡Buenaaaaas tarde, o noches, o días! No se, ¿desde donde leen? Aquí en Venezuela ya es de nochecita.

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-X-

Las cazadoras estaban acabando con los últimos lobos cuando las encontraron.

Los lobos eran bestias negras más voluminosas que un gran caballo, con el pelaje cubierto de hielo y nieve. Sus colmillos relucían, y sus brillantes ojos rojos parecían tener una inquietante inteligencia. La mayoría de ellos tenían flechas de plata sobresaliendo de sus lomos y aullaban, enloquecidos de rabia y dolor.

La jauría se estaba dispersando, presa de la confusión mientras las flechas seguían volando. Zoe estaba allí, con media docena de sus cazadoras, combatiendo con cuchillos de caza tan largos como sus brazos.

Cuando los pegasos tocaron tierra, los últimos lobos ya huían.

-¡Rápido!-dijo Zoe, acercándose deprisa-. Naomi, Celyn, conmigo. Las demás, ¡tráiganme las pieles de todos esos lobos!

Las cazadoras asintieron y desaparecieron tras los lobos.

-Sigues vivo, Luke-observo Zoe, sin saludar ni nada-. Como se trata de ti, me sorprende.

Luke se echó a reír.

-Siempre el alma de la fiesta, Zoe. Un gusto.

Unas pocas horas antes, finalmente había logrado contactar con Zoe. Estaba cerca, para su fortuna, pero en problemas.

-Son esos malditos lobos-gruño Zoe-. Los hijos de Licaon, ya sabes, el rey de los hombres lobos. Cada vez que los matamos, regresan al instante.

-¿Y Licaon?-pregunto Luke.

Zoe se encogió de hombros.

-No está con ellos. Una suerte, para él... Hace como tres siglos dijo algunas cosas sobre las cazadoras y no he podido cobrármelas. Pero, sin su rey, los lobos son más erráticos. Escucha, no tenemos mucho tiempo. Pero hay que hablar.

-El campamento será atacado-le dijo Luke-. Y creo saber dónde está Percy.

Las noticias no parecieron sorprender a Zoe. Asintió, distraídamente, más enfocada con acariciar las orejas de uno de sus lobos.

-¿Artemisa te lo dijo?-supuso Luke-. ¿Aun habla contigo?

-Jamás ha dejado de hacerlo. Mi señora siempre ha seguido sus propias reglas, y más cuando considera, como ahora, que Lord Zeus está actuando con la idiotez propia de los hombres.

Un trueno retumbo. Zoe y Luke lo ignoraron.

-Ella nos dio la pista de Licaon. Dijo que Percy lo había enfrentado, pero hasta ahora solo nos hemos encontrado a su manada. Y antes de eso, nos topamos con Midas, que al parecer decidió volver a la vida. Fue muy desagradable con su insistencia en convertirnos en estatuas de oro. Para asegurarme de que no se olvidase de nosotras, quemamos su mansión con él adentro.

Piper soltó un chillido aterrorizado, y Leo, se puso verde. En cambio, Luke y Jasón asintieron como si fuese razonable.

-Escucha, Luke-dijo Zoe, apremiante-. El ejército de Polibotes se mueve bajo el mar, custodiado por poderosas tormentas y torbellinos. Sospecho que los gigantes han pactado alianza con algunos dioses marinos. Como tarde, llegara pasado mañana por la mañana.

-¿Lo has visto?

-Mi madre era una pléyade, una diosa marina-explico Zoe, incomoda al hablar de su pasado-. El mar nunca ha sido mi terreno habitual, pero lo conozco lo suficiente. Polibotes marcha con todas sus fuerzas. Y no es el único gigante.

Percy Jackson: El Hijo de Hestia II, Los Héroes del Olimpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora