Hellousi, nenes. A ver, a ver... ¿Desde donde leen y que hora es allá?
Espero les guste.
-X-
Los sueños de semidiós siempre apestaban.
Estaba en un enorme espacio sombrío, como un aparcamiento subterráneo. Hileras de columnas de piedra se extendían por todas direcciones, sosteniendo el techo a unos seis metros por encima. Unos braseros independientes arrojaban un tenue fulgor rojo sobre el suelo.
Percy no podía ver a lo lejos entre las sombras, pero en el techo había colgadas poleas, sacos de arena e hileras de focos. Repartidas por la estancia había montones de cajas con etiquetas en las que ponía ACCESORIOS, ARMAS y VESTUARIO. Una tenía escrito LANZACOHETES VARIADOS.
Percy oía máquinas chirriando en la oscuridad, grandes engranajes girando y agua corriendo por tuberías.
Entonces vio a los gigantes.
Medían unos tres metros y medio de altura: realmente bajitos para cualquier gigante. También tenían un aspecto más humano que un típico gigante, sin las patas de dragón de sus parientes más grandes. Sus cabellos estaban trenzados y eran de colores llamativos, purpura y verde, entrelazado con monedas de oro y de plata, un peinado digno de un gigante a los ojos de Percy.
Parecían estar discutiendo.
-¡... me digas así! Soy Efialtes el Grande. ¡O el Gran F, si quieres usar mi nombre artístico! No Efi.
El otro gigante frunció el ceño.
-No me gusta tu nombre artístico.
-Cállate, Oto. ¿Cómo va el espectáculo?
-Bien-Oto no parecía muy entusiasmado-. Los tigres comehumanos, las cuchillas giratorias... Pero sigo pensando que unas cuantas bailarinas quedarían bien.
-¡Nada de bailarinas!-soltó Efialtes-. Y esta cosa-agitó una vasija de bronce, indignado-. ¿De qué sirve? No es emocionante.
-Pero de eso trata el número. Ellos morirán a menos que los otros lo rescaten. Y si llegan a tiempo...
-¡Oh, más les vale!-dijo Efialtes-. El 1 de julio, las calendas de julio, una fecha consagrada a Juno. Es cuando madre quiere destruir a esos estúpidos semidioses y así poder restregárselo en la cara a Juno. ¡Roma será destruirá y la Madre Tierra se alzara una vez más.
-Pero-discutió Oto, inseguro de pronto-. ¿Y si no llegan a Roma? Madre ha puesto una gran recompensa por sus cabezas. Y ellos tienen muchos obstáculos en su camino: el hijo de papi y el cazador.
Efialtes frunció el ceño.
-Odio al cazador.
-Madre siempre lo ha preferido de entre todos sus hijos-convino Oto, dolido.
-Madre siempre lo ha preferido por sobre ti-corrigió Efialtes-. De cualquier manera, Orión solo intenta compensar su error de hace unos milenios. Como ya ni siquiera le sirve a madre para oponerse a los gemelos, fue relegado a cazar a esos idiotas. Y fallo en detenerlos en Charleston.
Oto no parecía seguro.
-¿Y sí...?
-Cállate, Oto. ¿Están listas nuestras amiga?
-Lo están, las dos-Oto hizo una mueca-. No confió en ellas.
-No tienes porque-Efialtes se rio-. En cuanto la chica convenza a la Araña de entregarle la estatua y la destruya, nos desharemos de ambas.
Los gigantes se internaron pesadamente en la penumbra, y Percy se volvió hacia la vasija.
Hizo avanzar el sueño justo hasta la superficie de la vasija. Entonces la atravesó.
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Percy Jackson: El Hijo de Hestia II, Los Héroes del Olimpo.
FanfictionTras derrotar a Kronos, el malvado Señor de los Titanes, Percy al fin pensó que podría tener un poco de paz. Pero, las amenazas nunca dejan de aparecer, y esta vez, la Madre Tierra se agita en su sueño. Los gigantes, sus más poderosos hijos, parecen...