Habías comprendido que los días se volverían difíciles cuando saliste de tres días después de tu incidente. Intentaron hacer que usaras muletas, pero el ardor de tus huesos había anulado tal opción. Necesitabas una silla de ruedas y en el mar no había una. Pasarían días hasta que llegaran a la siguiente isla, y quién sabe si pasarían semanas. La mejor opción para tu transporte era Richie, los doctores bendaron tus piernas por completo y te subieron sobre el león. Solo así lograste salir del aula médica y viste la luz del sol por primera vez en tres días.
Buggy yacía en su habitación escribiendo en aquel libro que contenía todas y cada una de sus aventuras cuando le avisaron que habían saldrías del aula médica. Se apresuró a salir, mirando a la puerta del aula médica de la que sales con aquella tela cubriendo tu rostro, las manos bien sujetas a la melena blanca del león y las piernas vendadas por completo.
Pudo desnudar tu rostro aún cuando la tela le interrumpía, disfrutabas de tu transporte, y de poder ver la luz del día. Mohji te acompañaba para vigilar que no te cayeses del animal. Reías, como si nada hubiera pasado. El barco pareció quedar mudo, todos los ojos se posaron en tí. Bajas las escaleras sobre el león, esperando poder agradecer a tus compañeros por todo y asegurarles que lo que te había pasado no era su culpa.
Antes de poder decir algo todos se arrodillaron en pena delante tuyo. Habían fallado en una de sus tareas más importantes. Algunos lloraron, otros pidieron disculpas, muchos hicieron ambas. Habían hombres con familia allí, hombres con hijas y sobrinas, hombres con una madre. Todos se acercaron a tí por tus disculpas. Te tragaste las lágrimas, pero recibiste cada abrazo y cada pésame. No era como que habías muerto, pero no dejarías que ellos no pudieran reflejar su sentir. Al fin y al cabo, todos tenemos sentimientos.
Volteas la mirada a tu capitán, quien sonríe a la distancia y te guiña un ojo con picardía. Ríes, ahora sí podían celebrar su victoria.
Y así fué, fiesta toda la tarde y toda la noche. Todo en tu nombre, en nombre de que seguías con vida, en nombre de que nada de eso se volviera a repetir. Todo era motivo de grata celebración en el Big Top.
Mientras todos celebraban te apartaste, llegando junto al capitán que observaba el ambiente desde una esquina lejana.
-¿Y?-
-¿Qué?-
-¿No vas a celebrar?-
-No tengo ganas, pero estoy feliz porque ello hayan podido hacer las pases consigo mismos-. Murmura cruzándose de brazos.
-¿Y tú?--Ya quiero volver a caminar- Ambos ríen ligeramente ante tu suave queja.
-Me refería a si vas a celebrar-
-...No tengo muchas ganas...- Bajas la mirada y acaricias suavemente la melena del león.
-Pero quisiera poder dejar a Richie celebrar-.-Bueno, hay algo que podemos hacer- Su sonrisa fué dulce, tan dulce que no dudaste en dejarlo cargarte cuando se acercó. Le agradeció a Richie por haberte llevado todo el día, el león se introdujo en la fiesta y ambos quedaron a solas en esa esquina.
-¿Y ahora?- Le abrazas el cuello, con miedo a caer al suelo.
-¿Mi habitación o la tuya?- Sonríe juguetón.
-Tranquila, no insinúo nada malo-.-Bueno, tu habitación-. Sonríes por lo bajo con un ligero sonrojo. No tenías ganas de nada íntimo, íntimo. Pero sin duda aceptarías algo de intimidad con el payaso pirata.
-Vale- Con cuidado subió las escaleras contigo en brazos. Sabía que se había llevado un par de miradas detrás por un rato, pero no le importaba. Lo importante en este momento eras tú.
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La más buscada [Buggy X T/N Femenina]
FanfictionNo había foto, nombre o descripción. Solo habían rumores...