Dos meses [1/2]

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El primer mes sería el más divertido, pero mientras más divertido más doloroso para él.

Es el mes en el que a donde quiera que baje quiere ir de fiesta. Quiere una cerveza y una mujer en su regazo.

Y también es el mes que por cada mujer en su regazo estás sentada en las piernas de otro. Recibiendo mimos ajenos y siendo dulcemente acariciada por hombres en necesidad de alguien como tú: cariñosa, amorosa, suave; y que sea solo por una noche.

No podía hacer nada, y menos cuando terminabas subida en un escenario moviéndote con sensualidad o gozo. Y vaya que movías bien el culo que tanto le gustaba.

Al día 18 no pudo aguantarlo y amaneció enojado. Su mal humor era tal, que cuando te vió llegar de quién-sabe-donde con el cuello marcado al igual que tu pecho le hirvió la sangre. Quizo gritar, ¿en dónde habías estado?, ¿quién era él?, ¿por qué te fuiste toda la noche?, ¿cuándo fué que te le desapareciste?

Pero no pudo.

Suspiró y dejó caer el rostro nuevamente en el puño en que reposaba. Colgó una pierna del posabrazos en que te ibas a sentar, así que te sentaste sobre su regazo abierto.

-Buenos días- Susurras, acercando tu rostro a sus mejillas, arrastrando la tela que te cubre para darle un par de besos cortos. Besos a los que se negó pasando la mejilla por su hombro con incomodidad.

-No me beses después de estar en quién sabe donde-. Farfulló, con un tono de voz que honestamente: te encantaba.

-¿Hm? Pero tú me das besos en el cachete todas las mañanas-. Reprochas con un ligero todo mimado, sí, te había mimado mucho. Tanto, que se te olvidaba lo dura que eras a veces con él. Te acercaste para poderle dar sus besos, lo habías extrañado toda la noche.

-Pues no me gusta que me lo hagas tú- Se quejó otra vez, en voz baja aún pero perdiendo la paciencia.

-Tsk, ¿entonces yo soy la que se tiene que estar aguantando el olor a puta barata?- Reprochas con el ceño fruncido.

-Vete a bañar, apestas-. Levantó un poco el rostro del puño para hacer un ademán cansado. Decidiste no continuar con lo que sería una discusión. Caminas a tu habitación dispuesta a darte un baño enriquecedor, uno donde nadie podía interrumpirte.

Bueno, nadie excepto él.

-Pensé que querías que me fuera- Murmuras con el cuerpo hundido en el agua. Afuera estaba Buggy, dándote la espalda y recostado del material de la tina.

-...Nunca dije que te quería lejos...- Murmuró, observando a la nada con algo de pesadez.

-¿Cómo te va? Con eso de los meses-.

-De puta madre- Soltó sarcástico. No le iba bien. Tenerte alejada no le era una idea atractiva. Pues antes de que empezaran esos dieciocho días te tenía para él. Aunque no fuera por completo.

Extrañaba molestarte y mimarte. Que cuando él estuviera enojado pudiera entrar a tu cuarto para una sección de acupuntura o solo para que le acariciaras la barba y escucharas sus problemas. Necesitaba de tus besos cortos y tus risas nerviosas. De tus empujones y tus gritos. ¿Tanta falta le hacías? De verdad que sí.

Acostarse con una mujer dejó de ser una opción cuando tu cara le aparecía en la mente. Cuando las piernas de la prostituta no tenían ni tus cicatrices ni tu forma. No valía la pena que le permitieran gemir tu nombre, porque no eras tú de quién disfrutaba.

No podía disfrutar de ninguna otra mujer. A veces quería, y estaba dispuesto a que esa noche se vaciaría de embriaguez. Pero a la hora de la verdad abandonaba el cuarto con las orejas rojas de enojo hacia sí mismo.

La más buscada [Buggy X T/N Femenina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora