8 de Agosto

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Recién había llegado de la más horrorosa prisión del mundo. Estaba harto, cansado, y sobretodo hastiado. ¡Dios! ¡Necesitaba una cerveza en sus manos desde hacía días!

-¡Eso es carajo!- Gritó a la tripulación ante su segundo shot de la noche. Estaba feliz. Estaba en casa. Lleno de energía y hambre dejó caer su cabeza al espaldal, riendo antes de gritar:
-¡Preciosa!- Reincorporó su rostro.
-¿Dónde está mi mujer? ¡Preciosa!- Miró a ambos costados, encontrándose en su lado izquierdo a Mohji; quién le tocó el hombro asegurándole que la iría a buscar.

Mohji yacía agradecido de haber encontrado a su capitán. ¡Realmente era una bendición! Desde que Cabaji había renunciado a ser un pirata para convertirse en padre y esposo se había sentido muy solo. Estaba feliz por su amigo, jamás lo había visto tan radiante, pero le hacía falta un amigo de reserva para cuando Buggy no estaba. Caminó a pasos ligeramente apresurados, aunque pensativos, a la habitación de Hari, encontrándose con una cama perfectamente tendida y una mini-sala bien limpia. Un olor profundo a perfume y jabón emergía del baño, por lo que fue a revisar si había algún sonido proveyendo de allí: nada. Se extrañó, y pensó que quizás estaría en el cuarto de Buggy. Se apresuró a la otra habitación abriendo la puerta en un instante.

Su rostro se volvió de un color bermellón intenso. No pudo evitar quedar mudo ante la mujer que terminaba de acomodar la cama con las sábanas favoritas del capitán. Ella se inclinaba suavemente, intentando no corroer un hermoso traje erótico de estilo burlesco. Apretó la perilla de la puerta, admirando por varios segundos las finas plumas que le recorren desde las caderas hasta las piernas, disueltas poco a poco, beso a beso, por su piel dañada. Entre las plumas y cubriendo sus senos había joyería pura y colorida que sostenía el vestido. Las piedras parecían estar colocadas como las plumas, divinamente cocidas a la piel de la mujer. No había pista de alguna tela que cubriera, era como un vestido mágico de colores apastelados.

-¿Mohji?- La mujer abrió un largo abanico burlesco, de esos que pareces las alas de un ave o la cola de un pavo real. Hari buscó cubrirse con dicho abanico, logrando su misión, desafortunadamente.
-Lo siento mucho, no recordé cerrar la puerta-. Un bonito toque rosado le tocó las orejas a la damita. Cómo deseaba ser el hombre al que le esperara tan divina sorpresa.
-¿Ya cantaron cumpleaños?-

-N...no- Respondió bajando la cabeza.
-Te está buscando, dice que vayas donde él-. Ella rió, volteando los ojos ante lo exigente que era su pareja con tenerla todo el día a su lado.

-Sángano...- Suspiras con una risilla suave.
-Cantenle antes de que puedas decirle que venga-. Ella sugirió.
-Es más- Cerró el abanico, haciendo que la mirada de Mohji volviera a caer al suelo.
-Dale esto-.

Sacas una tarjeta blanca de una de las gabetas del escritorio de Buggy, quien acomodaba sus cosas de escribir pero no su ropa. Sobre la mesa hay una pluma remojándose suavemente en tinta negra. Das un beso suave pero que deja marcado el color intenso de tus labios a su superficie. Y tomas la pluma para regar su tinta  suavemente sobre el papel con una escritura envidiable. Le das la nota a Mohji, que la sostiene junto a su nudo en la garganta.

-Claro, capitana- Te hizo un gesto suave con la tarjeta y su cabeza, como si hiciera un brindis.

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La más buscada [Buggy X T/N Femenina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora