La más buscada [Buggy X T/N Femenina]

Degradado

Realmente tu venganza no era algo fuera de lo común. Bueno, de tú común. Tener a tu marido inconsciente mientras lo amarras estaba bien, ¿no? Cualquiera diría que lo habías secuestrado. Reíste ante la idea, podías secuestrarlo cuando quisieras, él bien sabía que tenías ese poder, pero no era algo que se te antojara siempre. En el cuarto hay una pared simple a un costado de la cama, no tiene nada puesto más que algunos tornillos con agarres como para amarrar algo. Justo enfrente hay un espejo grande que compone los closets.

Era perfecto.

Traes la funda de la tienda sexual para poner los juguetes sobre la cama. ¿Qué usarías? Lo pensaste unos segundos. Bien habías pensado en amarrarlo, así que tomas un juguete de tres ajustes, dos para las manos y uno para él cuello. Te acercas al inconsciente para colocarlo, mirando como su espalda queda totalmente recta y sus manos aprisionadas en lo más bajo de su espalda. No podría moverlas de allí, pues lo divertido es que tiene un palo largo que no le permitiría levantar las manos ni doblar la espalda.

Lo arrastras con fuerza hasta frente la pared. Pasas una soga por el handle que yace justo al nivel perfecto en la pared y llevas la antes dicha a sus piernas. Ah, por cierto, estaba desnudo.

Soltó un quejido, había pasado un rato y lo tomaste para aprovechar y condecorarte. Esto era lo que habías llevado en la mochila todo este tiempo: tu arma para volverlo loco.

Si había algo que le gustaba a Buggy era la lencería. Sobretodo cuando tus piernas quedan expuestas por completo o se ven apretujadas por algo que estás usando.

Lo habías detestado cuando lo viste en la tienda, pero cuando te lo probaste sin dudas era algo que deseabas usar después. La costurera del lugar le quitó las mangas, dijo que te veías mejor sin ellas. El moño lo convertiste en un collar, dejando que tu cuello quedara lo suficientemente apretado para sentir que el hijo de aire que pasa te excita. Te miras al espejo, Buggy ya iba a despertar, así que arreglas un poco más el maquillaje de tus ojos y te apresuras a ponerte unos tacones. Estos se amarran de unas cintas anchas parecías a las que usar de collar, llegando a tus muslos para ser amarradas en un moñito adorable.

Iba a amar esto.

-Ngh...- Lo vuelves a escuchar quejarse, estaba tomando conciencia nuevamente, lo que significa que la aguja que le habías puesto se estaba saliendo de lugar.

-Allá vamos- Te miras una vez más frente al espejo, volteando tu cuerpo para observar como tu trasero se vé con la prenda. Atrás el hilo era fino, llegando a molestar un poco, pero se veía excelente, así que encoges tus hombros y sales del baño.

Cuando abrió los ojos pudo escuchar tus tacones posicionándose frente a él. Suspiró pesado, como si hubiera dormido muchas horas. Tenía la vista sobre su propio cuerpo desnudo, a lo que un sonrojo se llevó lo mejor de sí. Levantó la mirada hacia tí como para regañarte, más sus pupilas se dilataron ante la hermosa imagen frente a él. Tragó pesado al saber que estaba amarrado, dependiendo de sus rodillas y su bien equilibrio para no caer mal colgado.

-¿Qué pasa? ¿Te asusto?-

-...Yo no accedí a est--

-Dijiste que pagarías todo con creces, ¿no es así? Tu opinión no importa ahora, nene-. Te acercas a él, usando su mayor debilidad en su contra.

Tus piernas.

No podía evitar ahogarse con su propia saliva, teniendo que tragarla antes de que termine desparramando líquido. Sus ojos intentaban mantenerse en tí, pero bajaban constantemente a tus piernas. Esas sexys..., moldeadas..., divinas..., gloriosas...--

Sintió que algo le picó en la espalda, se irguió, se había dejado llevar un par de segundos por su placer visual. Miró con qué le habías golpeado, gracias a Dios no era una fusta o algo así, bien no le gustaba ser golpeado de tal modo. Pero es que ese golpe había sido..., extrañamente rico, picoso, suave. Solo lo suficientemente fuerte para alarmarlo, como el picante que duerme los labios pero no te hace correr por agua. Así mismo. Bueno, resultó ser un látigo de flecos. No quiso admitirlo, pero le había gustado un poco.