Sábana

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   Llorabas, sola en tu habitación. Las lágrimas eran silenciosas y no comprendidas. Ni siquiera tú te comprendías, solo mirabas a un punto fijo en el que veías el mundo moldearse en tu malestar.

Te quitas el niqab, sosteniéndolo con amarga dulzura entre tus dedos, convirtiéndose ahora en una sola tela.

Tu cabeza y espalda bloqueaban la puerta. Llorabas por la fiesta, después de que aquellos hombres se fueron. Tú misma te estabas cuestionando.

No querías dejarte llevar, pero recordabas aquel baile lento y travieso de Buggy. Aquella sensación, aquella energía, aquel olor. Nunca habías sentido su perfume tan cerca; sin duda no era como los otros piratas. Olía a hombre, a un perfume fuerte que abrazaba la nariz y embriagaba los pulmones. Soltaste un suspiro, un suspiro que intentaba deshacerse del olor y la energía que el te proporcionó. Sabías que estaba enojado, probablemente se estaba terminando de emborrachar. No lo culpabas, le habías pinchado en lo más profundo del corazón. Pero no podías evitarlo:

Te sentías débil ante él. Y lo supiste aquel día en Uni, cuando sus ojos chocaron por primera vez, cuando miró tu rostro y sus ojos se iluminaron. Aquel vuelco en el corazón, un pinchazo tuvo que eliminar el recuerdo, debías mantenerte anónima. Amabas esa vida de piratería: el sexo, las drogas, el alcohol, las personas, los viajes..., pero también amabas tu vida privada y no querías tenerlo detrás tuyo sin tener sus intensiones.

No entendías cual era su afecto por tí, pero sabías que todo tenía que ver con aquel primer encuentro.

Sus ojos azules, sus malditos ojos azules.

No te los podías quitar de la cabeza. Te consumían el corazón. Devoraban tu alma.

Eran como un recuerdo perdido que no terminabas de decifrar. Como una historia que habías leído pero no recordabas el título. O un libro que yacía en lo más alto de los estantes, lleno de polvo e historia en su aura, pero aterrador. Un libro que no querías leer por más que te matara la curiosidad.

-Preciosa...- Desde afuera se escuchó la voz de Buggy. Abriste los ojos, ¿te habías quedado dormida? Recordabas estar pensando y llorando hasta hace tan solo unos segundos.
-Preciosa...-

Buggy puso la frente en la puerta, el silencio consumía el barco, ya no había fiesta, ya no había diversión. Solo sus maullos borrachos que aclamaban por tí.

-Ábreme...- Su mano enguantada acaricia la puerta, buscando la manija para poder abrirse camino a tí. Tenía la necesidad de tu presencia, la necesidad de pedir perdón.
-Preciosa...- Sus ojos parecían querer soltarlo todo, su garganta se contraía con la pesadez de aquella analogía que se había hecho a sí mismo: ¿Estaba enamorado?

Entre el enojo de tus palabras volvió a la fiesta, tomó de todo, bebió de todo, consumió de todo. Todo estaba borroso, su cuello y rostro estaban llenos de besos marcados en labiales. Su propio labial estaba mal esparcido, llegando incluso a su cuello. La camiseta que antes le cubría el pecho ya no estaba, la bufanda magenta yacía mal colocada. Estaba mal, perdido, quizás más loco de lo que ya estaba antes. Necesitaba hablarte.
-Ábreme...- Insistía tembloroso.

La garganta dolía, quemaba como aquellas bebidas de más temprano. Querías abrirle, claro que querías abrirle. Pero lo pensaste, mientras escuchabas sus maullos tristones.

-...Por favor...- Cuchilllea su lamento, dando una última caricia a la puerta, preparado para disponerse a marchar.

"Click"

Pudo escuchar el cerrojo de la puerta deshacerse. Separó su frente de la puerta y te miró, tenías el niqab puesto a la prisa. Se notaba que habías estado llorado.

La más buscada [Buggy X T/N Femenina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora