𝟏𝟎𝟕: ℎ𝑎𝑠𝑡𝑎 𝑙𝑎 𝑣𝑖𝑠𝑡𝑎

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Min Gi tomó las cadenas que mantenían amarrados a Achara y Kenny y tiró de ellas para que ambos cayeran al suelo.

―¡Imbécil! ―gritó Achara, indignada―. ¡Me las pagarás!

―Oh, cállate ya ―replicó Katinka―. ¿Es mi imaginación o Achara realmente quiere otro puñetazo en la nariz?

―Yo creo que quiere otro ―opinó Ye Chan. 

―Suficientes peleas por hoy ―dijo Min Gi, conteniendo una sonrisa―. Necesitamos que dibujes un portal.

Katinka asintió con la cabeza. Escogió una puerta al azar, sacó un cuchillo que llevaba en su bota y se cortó las yemas de los dedos. Rápidamente, esparció su sangre por el marco de la puerta. La estructura de madera se iluminó de inmediato.

―Listo ―dijo, satisfecha―. Piensen en el lugar al que quieren ir y listo.

―Gracias, Katinka ―dijo Min Gi.

―¿Qué clase de magia es esa? ―inquirió Achara, sorprendida.

―Una magia que alguien como tú jamás podrá usar ―respondió Katinka―. Hasta la vista, Achara.


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Min Gi, Ju Yeon y Yeo Sang llevaron a Achara y Kenny a una prisión secreta en la que solían encerrar a vampiros, brujas y otras criaturas sobrenaturales que no cumplían con la principal regla del mundo paranormal: no hacer daño a otros. Al fin y al cabo, los monstruos y los humanos no eran tan diferentes como creían en cuanto a leyes y políticas.

Dami los estaba esperando allí.

―¿Así que esta es la chica que ha causado tantos problemas? ―preguntó al ver a sus compañeros llegar, examinando a Achara con la mirada.

Yeo Sang asintió con la cabeza.

―No soy una chica ordinaria ―le espetó Achara―. Sé mucho sobre magia vudú.

Dami se rió.

―Para dominar adecuadamente la magia vudú, se requieren varias décadas de aprendizaje y práctica ―explicó la bruja con calma―. Pero tú no tendrás la oportunidad de adquirir los conocimientos necesarios.

―¿Y eso por qué?

―Porque pasarás el resto de tu vida aquí. Tú... y tu amigo.

El rostro de Achara se transformó. Su irritante máscara altanera fue reemplazada por una mueca de pánico y horror.

―¡Quiero ser juzgada por un tribunal! ―exigió la chica―. ¡Lo que están haciendo es ilegal! ¡Literalmente es un secuestro! ¡No pueden impartir justicia a su antojo!

―Al menos deberían proporcionarnos abogados ―dijo Kenny, hablando por primera vez desde que habían entrado a las instalaciones de la prisión―. Es un derecho humano básico, ¿saben?

―Estuvieron a punto de matar a un montón de chicos indefensos ―le recordó Min Gi―. ¿De verdad quieres que tengamos una conversación sobre Derechos Humanos? Eres una basura.

―¿Fuiste tú quien leyó el conjuro del Libro de los Muertos? ―preguntó Ju Yeon a Achara.

―¿El Libro de los Muertos? ¿Qué es eso? ―preguntó Achara, fingiendo inocencia.

Dami se acercó y le dio una bofetada a Achara.

―Es evidente que estás mintiendo ―afirmó.

―Cientos de personas en Seúl podrían morir por culpa de aquel hechizo ―comentó Yeo Sang, cruzándose de brazos.

―¿Por qué creen que yo leí ese estúpido libro?

―Porque, según dijeron los chicos, los zombis aparecieron poco antes de que llegaras a la mansión ―dijo Yeo Sang.

Achara sonrió, pero prefirió guardar silencio. Mientras los zombis estuvieran deambulando por Seúl, todavía existía la pequeña posibilidad de que su hermano o Jin Sik murieran.

―Bien, ya ha sido suficiente charla ¿Dónde escondiste el Libro de los Muertos? ―preguntó Ju Yeon a Achara, pero ella no respondió.

―No tiene sentido intentar razonar con ella ―exclamó Dami―. Vigilaré a los dos prisioneros y luego iré con ustedes para tratar de salvar la ciudad.

Los chicos asintieron. Achara se sintió exultante hasta que Ju Yeon hizo una sugerencia.

―¿Por qué no le pedimos al Krampus que nos ayude a hacer que la prisionera hable?

―¿El Krampus es real? ―preguntó Kenny, aterrado.

Ju Yeon sonrió.

―Todo es real.

𝑯𝑼𝑵𝑻𝑬𝑹 𝑮𝑨𝑵𝑮 😎| 𝚡𝚒𝚔𝚎𝚛𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora