| 𝟏° 𝐂𝐡𝐚𝐭 𝐝𝐞 𝐱𝐢𝐤𝐞𝐫𝐬 | Fanfiction
| 𝑺𝒊𝒏𝒐𝒑𝒔𝒊𝒔 |
Hunter, de 17 años, acaba de debutar como idol en un grupo de k-pop llamado "xikers". Junto con su mejor amigo, Min Jae, quien además es el líder de la agrupación, intentan superar...
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Jin Sik abrió los ojos, pero no fue Jin Sik quien miró a su alrededor, sino el demonio. Lo primero que vio fue que estaba dentro de un círculo, rodeado de símbolos sagrados. Luego, vio a una chica que estaba de pie frente a él, fuera del círculo, sosteniendo un pergamino con manos temblorosas. Su aura era la más brillante que el demonio había visto, y el demonio había visto muchas cosas durante los tres milenios que había deambulado sobre la Tierra. La luz que Katinka emanaba no pertenecía al Cielo ni al Infierno; era de otro mundo.
―Ha despertado ―anunció Choi San con solemnidad.
―La chica tiene ojos, idiota ―replicó el demonio, haciendo que Jin Sik se pusiera de pie con dificultad.
―¿Jin Sik? ―inquirió Katinka.
―El niño está muerto ―respondió el demonio, utilizando su verdadera voz.
―No le creas ―replicó San―. Lee el hechizo, Tinka.
Katinka asintió con la cabeza. Tragó saliva y, un segundo después, empezó a leer los versos de hechizo que San le había enseñado horas atrás.
Las yemas de los dedos de Katinka emitieron un tenue resplandor color rosado. La luminosidad se extendió por el resto de su piel, resaltando el recorrido de sus venas.
Ju Yeon, quien había quedarse en el apartamento para ayudar a San si la situación se salía de control, sintió miedo al ver la transformación que Katinka sufría a medida que el exorcismo avanzaba.
Katinka se tambaleó hacia un lado. Su visión se había nublado parcialmente. Empezaba a sentir los efectos del exorcismo en su sistema.
―¿Qué le pasa a tu amiga? ―preguntó Ju Yeon a San, preocupado.
―No lo sé ―contestó el aludido, nervioso.
―¿No lo sabes? ―se burló el demonio―. Siempre tuviste muy claro que tu pequeña amiga podría morir si hacía el hechizo, pero no te importó.
Mientras tanto, Katinka continuaba leyendo, ajena a la conversación entre el demonio y los chicos.
El círculo alrededor del demonio empezó a brillar, lo que hizo que el demonio dejara de reír abruptamente.
Katinka leyó la última palabra del conjuro y entonces la energía que albergaba en su interior la desbordó por completo. Su nariz comenzó a sangrar y sus ojos se pusieron blancos. Simultáneamente, los objetos que había en la habitación comenzaron a volar por los aires.
Una densa columna de humo negro abandonó el cuerpo de Jin Sik y se elevó hasta el techo del apartamento.
Justo en ese momento, Hong Joong, Min Gi y Jong Ho irrumpieron en la sala de estar. Habían llegado justo a tiempo.
―¡Ahora, Min Gi! ―exclamó Hong Joong, señalando la nube oscura que cubría parcialmente el cielo raso.
Min Gi lanzó su alabarda por sobre la cabeza de Jin Sik, directo hacia la difusa oscuridad, aniquilando así al demonio.
Una potente luz plateada resplandeció en todo el lugar, cegando momentáneamente a todos los presentes. Acto seguido, la electricidad regresó al edificio y Jin Sik cayó al suelo.
Katinka también se desplomó. Ju Yeon escuchó el último latido de su corazón, pero, a pesar de ello, se acercó para tomar su pulso. Colocó sus fríos dedos sobre la muñeca de Katinka y deseó que volviera a aparecer el signo vital que acababa de extinguirse.
―No tiene pulso, San ―sentenció, mirando a San con cara de pocos amigos.
San se echó a llorar. Jamás imaginó que todo terminaría tan mal. Había conservado la esperanza hasta el último instante.
―Hemos llegado demasiado tarde ―se lamentó Hong Joong. Min Gi colocó una mano sobre su hombro en señal de apoyo.
Hong Joong fulminó a San con la mirada.
―Todo esto es tu culpa, Choi San ―gruñó―. ¡Es tu culpa! ―repitió, alzando la voz.
San quiso replicar, pero sabía que Hong Joong tenía razón.
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