| 𝟏° 𝐂𝐡𝐚𝐭 𝐝𝐞 𝐱𝐢𝐤𝐞𝐫𝐬 | Fanfiction
| 𝑺𝒊𝒏𝒐𝒑𝒔𝒊𝒔 |
Hunter, de 17 años, acaba de debutar como idol en un grupo de k-pop llamado "xikers". Junto con su mejor amigo, Min Jae, quien además es el líder de la agrupación, intentan superar...
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El demonio estaba atrapado en una trampa mal dibujada. Sabía que Niran no le permitiría escapar. Ninguna de sus estrategias había funcionado. Sin embargo, decidió intentarlo una vez más.
―Niran, por favor, sácame de aquí ―imploró el demonio, utilizando la voz de Jin Sik.
Niran miró a Jin Sik. Era muy duro para él ver que la persona a quien amaba estaba sufriendo, pero lo único que podía hacer por Jin Sik en ese momento era mantenerse firme. Nunca olvidaba que el verdadero Jin Sik estaba dormido, atrapado en el interior de su propia mente, en las profundidades de su consciencia, más allá de la influencia del demonio.
―Niran, por favor... ―insistió la criatura blasfema, haciendo que los ojos de Jin Sik se llenaran de lágrimas.
―No eres él ―replicó Niran con frialdad, mirándolo con odio.
Un segundo después, el sonido de unos pasos captó su atención.
Hwarang, New y Ju Yeon habían llegado a la mansión.
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―Necesito que lo sujetes ―le pidió Hwarang a Niran.
Niran obedeció. Entró en el círculo y sujetó a Jin Sik. Había dibujado cruces en las palmas de sus manos con una navaja para evitar que el demonio se soltara.
―Niran, por favor, te lo suplico, no permitas que me hagan daño ―exclamó el demonio.
―No lo escuches ―dijo Ju Yeon con severidad.
Niran asintió con la cabeza.
Hwarang entró al círculo, sosteniendo una jeringa con su mano derecha.
New se persignó y comenzó a leer un pasaje de la biblia en voz alta.
―Ahora ―ordenó Ju Yeon.
Hwarang inyectó la aguja en el cuello de Jin Sik y presionó el émbolo. El sedante hizo efecto de inmediato. Jin Sik se desplomó, cayendo en los brazos de Niran.
―No estará dormido por mucho tiempo ―advirtió Ju Yeon―. Lo llevaré con San y la bruja ahora mismo.
Niran volvió a asentir con la cabeza.
―¿Quieres venir conmigo? ―inquirió Ju Yeon.
New y Hwarang miraron a Niran, expectantes.
―No ―respondió Niran, no muy convencido.
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San estaba atento a su celular. De pronto, llegó la notificación que estaba esperando.
―Ju Yeon está aquí ―anunció.
Katinka asintió con la cabeza.
San se dirigió al balcón, donde Ju Yeon lo estaba esperando. Al salir, vio que su amigo cargaba a Jin Sik sobre el hombro.
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Mientras San apartaba los muebles y dibujaba símbolos en el suelo con una tiza de color blanco, Ju Yeon se acercó sigilosamente a Katinka. Era la primera vez que veía a la chica extranjera, pero su rostro le resultaba muy familiar. Durante un minuto, Ju Yeon no pudo evitar creer que se trataba de la misma persona que él había conocido varias décadas atrás.
Katinka, por su parte, intentó fingir que no había notado la presencia de Ju Yeon, puesto que sabía que él era un vampiro. Sin embargo, cuando ya no tuvo más remedio, lo saludó cortésmente.
Ju Yeon no era una persona conversadora, pero sentía curiosidad por Katinka, así que decidió hablar con ella.
―¿Estás segura de que quieres hacer esto? ―preguntó, arqueando una ceja.
Había ido directo al grano. Nunca le había gustado la charla vacía.
―Por supuesto ―respondió Katinka, aunque era evidente que estaba muy asustada. Ju Yeon podía oír los acelerados latidos de su corazón.
―Lo estás haciendo por Choi San, ¿cierto?
"La Katinka que yo conocí jamás hubiera hecho una tontería por amor", pensó Ju Yeon, decepcionado.
Katinka bufó, sin sospechar lo que su interlocutor estaba pensando.
―¿Por qué todo el mundo asume que estoy ciegamente enamorada de Choi San? ¿Sólo porque es guapo?―respondió con exasperación. Ju Yeon no supo qué decir―. De verdad quiero ayudar a Jin Sik y a sus amigos. Son muy jóvenes. No deberían estar viviendo esta situación.
Ju Yeon creyó ver un alma cansada reflejarse en aquellos ojos negros que miraban al infinito.
―¿De verdad quieres saberlo? ―inquirió, sonriendo y, de paso, enseñando sus afilados colmillos.
Katinka casi se rió.
―Si quieres, puedo sacarte de aquí ―ofreció Ju Yeon. Hablaba muy en serio.
Katinka intentó ocultar lo sorprendida que se sintió al escuchar aquella inesperada propuesta, pero no lo consiguió.
―¿Por qué te preocupas por mí?
"Porque ya te vi morir una vez", pensó Ju Yeon, pero guardó silencio. La chica que estaba frente a él era una perfecta desconocida. No era la Katinka que él recordaba.
―Tu muerte me parece un desperdicio ―respondió el vampiro―. He visto a mucha gente morir..., y creo que todavía no es tu momento.
Entonces San interrumpió la conversación.
―Jin Sik está despertando. Ya es hora.
Katinka suspiró hondo.
El final de su historia ya estaba escrito, y ella lo sabía.