Cap 3. Esperar horas

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Robín Nian

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_¿Cómo terminé así?_ Me pregunté al estar sobre las piernas de un tipo que no paraba de darme besos en la mejilla mientras todos murmuraban.

Cuando llegué a clases había decidido no aceptar el trato de Matías, pero al ver que Jake regresó a clases me asusté y fui a esconderme bajo las gradas en el campo de entrenamiento.

—¿Te escondes de mí, preciosura?—interrogó Matias mirándome por una abertura de las gradas.

—No me llames preciosura y no me estoy escondiendo de ti.

Salí mirando a los lados como un loco y lo escuché reírse.

—¿Dónde esta Mateo? —pregunté al mirarlo solo.

Frunció las cejas y me miró de pies a cabeza_ No vino hoy, uno de sus amigos está apunto de ser enviado a un internado religioso por sus padres.

—Que coincidencia que tu hermano no este, pero tú si. —Lo rodeé mirándolo para dejar ver que no estaba muy convencido.

Vi al grupo de jugadores acercarse y retrocedí instintivamente con miedo, tratando de analizar quien estaba entre ellos y vi a Jake junto a Mario riéndose.

—Olvídate de otros cuando estés conmigo. —Me tomó de la mano y me miró con intensidad, pero yo solo bajé las cejas con un rostro de tristeza que él no pareció entender.

—No me molestes. —Traté de alejarme, pero me tomó de la mano nuevamente.

—No conozco el lugar, muéstramelo. —Pidió con una voz dulce.

Solo comencé a caminar con el rostro bajo como siempre hacía, recitando las mismas palabras de siempre "nadie te mira, lo que escuchas no es sobre ti".

Tantas burlas me habían dejado esa sensación de que toda risa es sobre mí.

Toda mirada es hacia mí.

—¿No me vas a mostrar la cafetería? —preguntó acomodándose sus gafas.

¿Por qué está usando lentes?

—¿Cafetería? Lo olvide. Vamos después.

—Pero ya es la hora de comer

—No tengo hambre.

Mentía.

—Vamos, solo un momento. —Comenzó a arrastrarme hasta la cafetería y yo trataba de aferrarme con mis pies, pero como siempre fue inútil.

Las palabras que mencionaba tampoco sirvieron, cuando levanté la vista verdaderamente todos me miraban.

—¿Eres el hermano gemelo de Mateo? —cuestionó una chica acercándose a él con una sonrisa—. ¿Cuál es tu nombre?

—Me llamó Matías.

Aproveché el momento para escapar silenciosamente, pero él se dio cuenta y lo vi caminar hacia mí.

Me sentí muy asustado y traté de correr, pero choqué con una chica llenándome de comida y sin poder ver debido a que cubría mis gafas.

Nadie se acercó a ayudarme y me levanté mientras murmuraba perdón, por lo poco que vi sabia que la chica estaba molesta.

Sentí que alguien me quitaba las gafas y me puse muy nervioso al no poder ver correctamente donde estaba y las risas, los murmullos se volvían más intensos.

Un caos desastrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora