Cap 23. Si hay amor no hay delito

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MATÍAS LOREN
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Recordé a Robín y como incluso sin dirigirle la mirada, logré sentir como me quemaba y mi cabeza se encargó de llenar con imaginación lo que los ojos no apreciaron.

—¿Señor?

Alicia habló tratando de obtener mi atención en la junta mientras yo estaba completamente perdido viendo como todos posaban sus ojos en mí con curiosidad y otros con molestia que entendía, fue una falta de respeto no mostrar interés en toda la reunión.

—Lo pensaré cuidadosamente y avisaré acerca de la decisión que tomé —Me peiné el cabello y me lancé hacia atrás rompiendo la postura perfecta que me había obligado a seguir cuando la ultima persona salió.

—Le voy a enviar un resumen de la reunión por correo —dijo Alicia abriendo una botella con agua y dejándola sobre la mesa.

—Gracias, en verdad no sé que haría sin ti.

—No es nada, yo también soy nueva en la empresa. —Se rio un poco nerviosa— No tengo un puesto como el suyo, pero sé que es agobiante.

—Agradezco tu esfuerzo. —Tomé la botella con agua y la vi con extrañeza al quedarse de pie a mi lado— Puedes retirarte, si te necesito te lo haré saber.

Se vio algo confundida y nerviosa, pero salió asintiendo tímidamente dirigiéndome una mirada de vez en cuando a lo que sonreí por error al recordar a Robín imaginando como sería si él estuviera en su lugar. Giré el rostro hacia uno de los asientos y casi pude verlo ahí mirándome con ambas manos juntas moviendo los pies, inquieto y contemplando a los lados con timidez.

Solté una carcajada y suspiré con resignación al darme cuenta de que estaba feliz por un escenario ficticio que me inventé para escapar por un momento de la realidad.

Alicia volvió a verme desde la puerta y sonrió con el rostro rojo lo que me hizo preguntarme si debía aumentar el enfriamiento en la empresa o dejar de reírme sin un motivo aparente.

—Maldito.

Saqué los girasoles del florero y los tiré a la basura con enojo. Mi padre es alérgico al polen y todos lo saben, es un claro acto de Oliver para burlarse de nosotros y él que lo dejarán entrar decía mucho sobre el poder que tiene ahora.

Revisé el cuerpo de mi padre en busca de alguna reacción alérgica y flores en su cama sin encontrar nada lo que fue un alivio e hizo que la angustia se disipará.

—Todo está bien papá. No te preocupes.

Arreglé el cabello de mi padre para hacerme sentir mejor ante la imagen espantosa frente a mí, un cuerpo lleno de magulladuras, golpes amarillentos y negros que me hacían saber que fue un ataque feroz, sin piedad alguna, las manos vendadas para ocultar las uñas que no estaban, que no haya despertado era lo mejor pues debido a lo hinchados de sus ojos, los médicos aseguraron que no podría ver por un tiempo; vendas en todos lados que también cubrían terribles golpes.

Es mejor que se tardé en despertar así su cuerpo dolerá menos.

Así tendré tiempo para solucionar todo y vea que soy un hijo útil.

Así no tendrá que seguir intentando terminar con este desastre cuando despierte.

—¿Sigue vivo? —preguntó Frank en el balcón fuera de la habitación— ¿lloraste? —Me envolvió la cintura con los brazos mientras sonreía en grande.

—No me toques con tus sucias manos —Intenté alejarme y me estrelló con fuerza hasta el duro muro del balcón dejando todo el peso de su cuerpo sobre mi espalda provocando murmullos de los que estaban en el pasillo.

Un caos desastrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora