Cap 5. Salir del clóset

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ROBÍN NIAN

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Estaba sentado sobre la cama mientras Matías aún conservaba sus brazos rodeando mi cintura como si incluso en sueños quisiera asfixiarme con sus muestras de afecto.

Observé el video en mi teléfono una y otra vez con un sentimiento extraño.

—Vete —dije empujándolo hasta la puerta.

—Son las putas 5 de la mañana. Déjame dormir hasta las 8 por lo menos.

—Las clases de hoy inician a las 9 —contesté tapándome con una manta.

—Entonces levántame a las 8:30.

—Con eso no te da tiempo para nada, vamos a llegar tarde.

—Si nos bañamos juntos, seguro que ahorramos tiempo. —Me miró con una sonrisa—. Tu mamá va a enloquecer si sabe que me corriste.

Me amenaza.

Se atreve a amenazarme.

—Vete a casa, nos vemos en la universidad. Tengo algo que decirte. —Mi voz estaba algo ronca porque me acababa de levantar, pero traté de tener un tono dulce.

Ambos nos miramos y él se acercó para darme un beso que se sintió cálido.

Eran las 5 de la mañana y se sentía el sereno y frio de la madrugada así que es obvio que sus labios iban a estar calientes.

Fue más suave en sus movimientos, envolviendo mi boca con sumo cuidado y está vez decidí intentar corresponder siguiendo torpemente sus movimientos.

Solo lo hago para que guarde mi secreto.

No nos tomamos de la mano, entonces no hay problema.

Llegué al campus con un propósito.

Vi a Matías sentado en una banca mirando hacia un árbol y caminé hasta él con un plan en mente.

Le tapé los ojos y cuando giró, le di un beso y me alejé mostrando una sonrisa, pero era obvio que estaba nervioso.

_¿Tú, que carajos crees que estás haciendo?_ Tomó el cuello de mi camisa y me acercó a su rostro con una cara monstruosamente molesta.

El lunar.

No tenía el lunar.

Mierda.

—Pensé que eras Matías —expuse mientras temblaba y colocaba mis manos sobre las suyas para quitármelo de encima.

—¿Mi hermano menor? ¿Por qué lo besarías? —Me soltó bruscamente y casi me caigo, mis gafas se torcieron y sólo podía verlo desde el lente de una de ellas.

Nunca creí que los hermanos gemelos aplicarán la distribución de menor y mayor como nosotros.

—Él es el que me busca. —Traté de explicar, pero me dio un empujón tras otro obligándome a caminar hasta atrás —No me gustan los hombres, lo juro—. Uni ambas manos para rogar.

_Escucha, pequeña sanguijuela. Cualquier plan extraño que hayas hecho, es mejor que te detengas_ Me mostró un puño_ Nunca permitiría que mi hermano saliera con un perdedor como tú.

Extendió el puño para golpearme, cerré los ojos con temor, pero el dolor que esperaba no llegó.

Abrí lentamente uno de mis ojos mientras me cubría en una pose de defensa mal hecha.

Un caos desastrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora