Cap 17. A mi primo le patina el coco

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MATÍAS LOREN

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—Matías, aléjate de él.

—Es peligroso.

Mis padres ordenaron al ver el cuchillo caer del traje de Robín, pero yo sé que debe ser un malentendido, Robín no sería capaz de lastimarme y tampoco es que con su pequeño cuerpo logrará algo.

Si el intentará atacarme me dejaría hacer todo lo que quisiera, incluso si eso incluyera matarme.

Creo que mi enamoramiento por Robín es algo fuerte.

—Yo le dije que lo trajera.

Me cubrí los ojos para volver la actuación más real y le hice una seña a Robín para que se acercará_ Es mi novio y solo queríamos pasar un momento romántico.

—No veo nada romántico en salir en compañía de un cuchillo.

—Pero, es la verdad.

—¿Y que iban a hacer con el cuchillo?

—Tallar... nuestros nombres en el bote —soltó Robín.

Con esas palabras me impresiono con la idea innovadora y no el nerviosismo. Yo ya estaba esperando que fingiera desmayarse para dejarme solo.

Tomé la mano de Robín y solté un suspiro para darme valor y al fin confesarme ante mis padres aun si no me sentía del todo listo no iba a vivir todo lo que resta de vida escondiendo una parte tan importante de mi persona, una que llevaba viviendo junto a mi y se quedaría para siempre.

—Me gusta Robín y él es un hombre, así que en conclusión me gustan los hombres.

Robín arqueó las cejas y se quedó confundido levantando un poco la cabeza como si estuviese pensando en algo.

—Lo siento.

Robín bajó la cabeza y se disculpó con la voz algo rota como si hubiese cometido un crimen por corresponder mis sentimientos.

—Y antes de que lo piensen, no, no estoy confundido. Soy diferente lo sé —solté llenó de valor temblando un poco—. Prefiero ser yo mismo sin lastimar a otros que lastimarme a mi mismo por ocultar quien soy.

El frio inmenso se extendía por mi cuerpo y el calor en mi estomago que reflejaba los nervios que me envolvían al liberar lo que consideraba como un secreto cuando solo era una parte de mi, diferente al resto

—¿Van enserio? —preguntó mi madre mirándome a los ojos con seriedad.

—Eso espero —expresé riendo un poco nervioso viendo a Robín a quien no le hizo gracia mi chiste.

_Yo no tengo nada en contra de dos jóvenes que se gustan y están juntos para no desperdiciar lo que sienten_ Mi papá se mostró comprensivo y hasta levantó un pulgar mientras veía a Robín dejándome ver que hice una buena elección.

_¿Y qué pasa con lo que digan los demás?_ Preguntó mi madre mirando a mi padre que se había quitado la chaqueta para dársela a Robín quedándose callada ante su acto.

_¿Y qué hay de la felicidad de nuestro hijo?

—Tienes razón, lo importante es que sea feliz —dijo algo incomoda dejándome algo preocupado y con envidia hacia los padres de Robín que incluso lo dejaron vivir conmigo.

Ellos son ángeles.

A excepción de su hermano que me odia.

—¿Por qué llevabas el cuchillo? —pregunté mientras caminaba al lado de Robín por la arena y mis padres se nos adelantaban hablando sin cesar muy sorprendidos, claramente chismeando sobre nosotros.

Un caos desastrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora