Cap 20. Espío a mi novio (sale mal)

2.9K 250 85
                                    

_______π________
ROBÍN NIAN
_________________

—¿Por qué te disculpas? —pregunté tocando mi pecho en completo suplicio por conocer las razones detrás de su extraño comportamiento deseando que no fuese algo grave y que talvez se haya echado un gas.

—No iré a la universidad por un tiempo y tampoco podremos vernos.—Me quedé callado con ansias de soltar un sinfín de preguntas que me harían ver impertinente, pero él no parecía querer responder y yo debía respetarlo—. Volveré por ti cuando sea el momento. —Mostró una pequeña sonrisa que no me tranquilizó en lo absoluto.

—Llévame contigo.

—No quiero.

—¿No quieres? Creo que te confundiste de palabras.

—No quiero que vengas, tengo mis razones. —Acarició mi mejilla y levantó las cejas como si esperara una respuesta positiva ante sus noticias negativas.

—¿Cuánto tiempo? —Interrogué con los ojos húmedos y la voz trémula.

—No lo sé. —La puerta se abrió y él salió de inmediato dejándo tanto a las dudas como a mí atrás.

Nuestra primera cita juntos no fue como me lo imaginaba, pero no podía llamarla desperdicio solo que saber que estaríamos separados le daba un sentimiento amargo.

A pesar de que nos besamos y abrazamos con pasión en lo que duró la espera del transporte que me llevaría a casa no había romanticismo en absoluto era una despedida fría y hasta incómoda. Él cerró la puerta del taxi y lo vi subir hasta un auto luciendo extraño y sospechoso.

—Sígalo. —Le ordené al taxi pasándole un fajo de billetes que estaba destinado para nuestro paseo por los diferentes juegos en el parque de diversiones.

Bajó en el hotel de un barrio extraño en donde las bombillas en los faroles parpadeaban de forma extraña y había huecos en toda la calle, algunos rellenos con tierra. El ambiente era desolador y parecía sacado de una pelicula tenebrosa, pero ya había visto muchos lugares así a cuadras de mi casa, solo que todos nos conocemos y el color abunda en los gráfitis a diferencia de los símbolos oscuros que se dibujaban en los postes, paredes y los cierres mecánicos de los locales de este sitio.

Olía a una especie de té muy fuerte que me hizo toser.

La dirección de sus pasos fue hasta la cerca blanca de aquel lugar en el cual ingresó quedándose a un lado de una pequeña mesa en lo que parecía ser un patio que rodeaba el hotel.

—Llegas tarde. —Un hombre barbón apretó la barbilla de Matías con la mano y le dio un beso en la mejilla obteniendo un rostro molesto a consecuencia de su acción.

—Esto no es parte del trato.

—No te ayudaré si no cooperas. Los documentos tienen un precio.

Sentí la garganta secarse y traté de contener las ganas de gritarle que se alejará de Matías tapándome la boca mientras trataba de llegar a una conclusión sobre lo que veía. Mis manos se incrustaron en las maderas que me servían de escondite para apaciguar mi molestia a los toques de ese tipo a mi hombre.

¿Quién era ese sujeto? ¿Y por qué está con Matías?

Quiero que se le caigan las manos.

El desconcierto pasó a convertirse en dolor. Él no tiene que guardar ningún secreto, yo tengo mala memoria y no recuerdo los secretos de Monse o mi hermano, pero la comunicación es una clave para evitar confusiones y me dolía que me ocultara algo.

Un caos desastrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora