Cap 24. Talvez una fuga te haga reflexionar

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MATÍAS LOREN
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—¿Dónde está Robín? —le pregunté a Princippesa quien golpeo con la pata delantera el plato de comida para perros provocando que saltara revotando en mi rostro antes de marcharse.

Me había despertado solo en la habitación junto a una nota de Robín diciéndome que estaba molesto conmigo y no quería verme, tenía los ojos puestos en la casa de su amiga, los perros son más inteligentes de lo que parecen, pero lo ocultan. Esta, mañana podía acercarme a la cerca para tratar de ver a Robín desde ahí, pero desde que Princippesa estuvo soltando ladridos con uno de los perros de Monserrat cada acercamiento termina con sustos ante los ladridos de ese pequeño chihuahua.

Como es chiquito la maldad controla su cuerpo.

—En todos sus años en la universidad, Robín jamás trajo a alguien a casa—dijo la madre de Robín desde la puerta viéndome sentado en el borde de la cama.

—¿Usted sabia que me gustaba?

—No eras muy discreto que digamos.

La miré sorprendido y ella sonrió.

—Al ver la forma en como lo mirabas y lo nervioso que lo ponías, pensé son noviecitos, imaginé que algún día Robín iba a contármelo.

—Lo lamento —bajé el rostro y escuché sus pasos.

—Admito que estoy molesta contigo, pero yo no soy a quien tienes que darles las disculpas —me peinó el cabello con suavidad—. Y una madre jamás perdona que lastimen a sus hijos.

—Robín debe estar muy molesto, no ha regresado a casa desde la mañana y me preocupa que su condición empeoré ¿podría decirle a su amiga que me deje verlo?

—Robín no está en su casa.

—¿A dónde fue? —pregunté mirándola con confusión a lo que se mostró triste.

—Javier consiguió un trabajo y tenía que mudarse a un sitio más cercano.

—¿No se llevó a Robín, cierto? —interrogué con incredibilidad.

—Se fueron en la mañana.

Me levanté histérico y cuando iba a salir, regresé la vista sacando el teléfono con las manos temblorosas.

—¿A dónde se lo llevó? Escríbalo aquí, por favor — le mostré la aplicación del gps con las manos temblorosas y me desesperé cuando no me prestó atención suplicándole son la mirada.

—Javier no nos dijo nada, él sabía que ibas a preguntar.

Tenía que ser ese tipo, estoy seguro que debe estar cambiándole las huellas digitales a Robín, arruinado el rojizo de su cabello arruinando su apariencia como si fueran a huir del país.

¿Y si, si huyeron del país?

Cuando marqué su teléfono y este comenzó a sonar desde la habitación supe que estaba acabado.

—¿Y bien?

—La mamá de Monse prepara comida muy deliciosa. Deberías haber venido —Mateo se quedó callado al entender que yo no estaba invitado a pasar y me dejó esperándolo por 3 horas cuando yo solo quería que entrará a casa de Monserrat y le preguntará por Robín.

—Habló de Robín no de cuanto te divertiste.

—Te miramos por la ventana varias veces mientras hablábamos de la situación y si merecías saber dónde está.

Un caos desastrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora