Capítulo 7

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El día parecía ser tan normal como cualquier otro para Aziraphella. Ella estaba regresando a su casa después de sus clases en la secundaria. Cuando vio el auto de su tío Sandalfón estacionado frente a la entrada, supuso que ese día toda la familia se reuniría para comer.

Sin embargo, cuando entró a la casa, no vio a nadie en el vestíbulo ni en el comedor. En cambio, vio a sus primas, Michelle y Urielle, frente a la puerta del estudio de su abuela, tratando de escuchar lo que sea que estuvieran diciendo al otro lado.

Aziraphella, siendo la mayor de las tres, se sintió con la obligación de decirles que se quitaran de ahí, pues era de mala educación escuchar pláticas ajenas. Pero ambas la callaron y la invitaron a que se uniera a ellas. Aziraphalle estaba por negarse cuando escuchó a su tía Saray gritar.

- ¡No pueden enviarla lejos! ¡Es tan solo una niña!

- ¡Ya no es una niña! ¡Sabe perfectamente lo que hace! - gritó Sandalfón. - ¡Esa ingrata solo quiere arruinarme, hacerme quedar como el malo! ¡Después de todo lo que yo le he dado!

- ¡Por esa misma actitud tuya es que ella está en el hospital! - gritó Saray. - ¡Tanto tú como tu esposa la han descuidado tanto que por eso ella ahora está muy enferma! ¡Pero ella los necesita! ¡Necesita que sus padres la cuiden y protejan!

- ¡¿Qué estupidez es esa?! ¡¿Cómo va a ser mi culpa que ella quiera matarse de hambre?! ¡Nunca le he prohibido comer! ¡Siempre le he dado todo lo que me ha pedido! ¡Accedí a pagar su estúpido curso de modelaje! ¡Ya he hecho demasiado por ella! ¡Si ella quiere morirse, entonces que lo haga!

- ¡De ninguna manera! - gritó Marta. - ¡No dejaré que un escándalo como ese manche el nombre de esta familia! ¡Así que encárgate de arreglar a tu hija, Sandalfón, que esto es culpa tuya y de la inepta de tu esposa! ¡Manda a Gabrielle a esa clínica y no te atrevas a regresarla hasta que entre en razón!

- ¡Mamá, no! - gritó Saray.

- ¡Es mi última palabra! ¡Después de que tú y tu hermana me fallaron, esperaba que al menos Sandalfón sí hiciera las cosas bien, pero ni siquiera supo criar a sus hijas!

- ¡No, Gabrielle salió igual a la débil y estúpida de su madre! ¡Pero Michelle y Urielle son como yo! ¡Ellas no me van a fallar! - gritó Sandalfón, herido en su orgullo. - ¡Enviaré a Gabrielle a esa clínica, pero para mí, mi primogénita ahora es Michelle!

Aziraphella cubrió su boca, impactada por todo lo que acababa de escuchar. Se sentía muy aterrada por lo que le fuera a pasar a Gabrielle. Aunque nunca había sido cercana a ella, no le deseaba ningún mal a su prima. Estaba muy preocupada por ella.

Tal vez había sido un error escuchar todo eso. Aziraphella pensó que no debió haber permitido que sus primas se enteraran de todo aquello, ellas debían de estar tan asustadas como ella... Sin embargo, lo que Aziraphella vio en el rostro de Michelle no fue miedo ni preocupación, sino una inmensa satisfacción enmarcada en una espantosa sonrisa.

Quizá esa debió de ser una señal para Aziraphella de qué tan perversa podía ser Michelle, pero es que ella nunca se imaginó el daño que podía llegar a causarle. Aziraphella simplemente mantenía su distancia con ella, y estaba más ocupada viviendo su vida con Antonia. Ni siquiera esta última tenía relación alguna con Michelle. Parecía que vivían en mundos aparte que nunca llegarían a colisionar entre sí.

No había otra razón que justificara lo que Michelle les había hecho, más que su misma malicia. Parecía que no había sido algo personal, simplemente tuvieron la mala suerte de ser escogidas por ella.

Aziraphella se recargó en uno de los lavabos del baño mientras intentaba controlar su respiración. Quería echarse agua en la cara, pero eso podría arruinar su maquillaje y ella no necesitaba lidiar con otro problema más. Sin embargo, retener las lágrimas en sus ojos estaba siendo bastante complicado.

Un 'Nosotras' || Good Omens || Ineffable WivesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora