Un 'Nosotras' || Good Omens || Ineffable Wives

Capítulo 6

Gabrielle era la mayor de sus hermanas, la primogénita de Sandalfón y la primera nieta de Marta. Por mucho tiempo, ella fue la favorita de la familia, quien heredaría el puesto de su abuela en la empresa. Pero todo eso cambió cuando Aziraphella perdió a su madre y quedó bajo la tutela de Marta. Entonces, Gabrielle fue dejada a un lado, olvidada al igual que el resto.

Gabrielle nunca lo admitiría, pero sentía mucha rabia y envidia contra Aziraphella. Aunque, con el tiempo, fue haciendo las paces con aquello y comenzó a concentrarse en sus propios sueños y aspiraciones, pues ella secretamente quería entrar a la industria del modelaje y así ser la más exitosa de su familia.

Sin embargo, todo se fue cuesta abajo cuando terminó en el hospital por desarrollar un severo trastorno alimenticio. Sus padres, como los grandes idiotas que eran, decidieron enviarla lejos para que se rehabilitara, ocultándola del mundo y diciendo que estaba estudiando en algún internado de alto prestigio fuera del país.

Pero lo que Gabrielle necesitaba era sentir el apoyo y cariño de alguien, quería sentirse protegida y respaldada. Afortunadamente, su tía Saray le estuvo escribiendo constantemente, deseándole una pronta recuperación para que así pudiera volver a casa. Gracias a eso, y con mucho esfuerzo y terapia, Gabrielle pudo mejorar al sentirse lo suficientemente fuerte para luchar contra ese trastorno.

Eventualmente, volvió a casa y retomó sus estudios. Al graduarse, comenzó a trabajar en la empresa bajo el mando de su padre, con quien ya nunca más pudo tener una relación que no fuera puramente laboral. Y cuando él murió, ni ella ni sus hermanas le lloraron. Su madre tampoco lo hizo, ella incluso se marchó sin decirles a dónde, aunque a ellas tampoco les importó su ausencia.

Tiempo después, la vida de Gabrielle finalmente parecía alcanzar cierta estabilidad cuando inesperadamente ocurrió un robo muy grave en la empresa. Todas las pruebas encontradas apuntaban a Antonia, la novia de Aziraphella, por quien ella había empezado a rebelarse contra su abuela desde hacía un par de años atrás.

Ciertamente, Gabrielle estaba sorprendida. Aunque su abuela siempre expresaba sus opiniones sobre lo delincuente que Antonia le parecía, ella misma nunca esperó que fueran ciertas. Para Gabrielle, Antonia parecía una empleada bastante eficiente que siempre estaba apoyando a Aziraphella en todo momento. Sin embargo, las pruebas estaban ahí y no podían ser ignoradas.

Gabrielle estuvo presente en todos los juicios como representante de la empresa, pues Marta no quería que los medios la bombardearan a ella con preguntas que le daba vergüenza responder, como la relación de su nieta con la acusada. Y es que Aziraphella nunca dudo de la inocencia Antonia, cosa que a Gabrielle le parecía estúpido porque acabaron encontrándola culpable de todos los cargos.

Para Gabrielle, su prima seguía aferrándose a alguien que solo la estaba llevando a la ruina. Y eso el universo pareció confirmárselo cuando Marta expulsó a Aziraphella de la familia, despidiéndola de la empresa y eliminándola de su testamento. Aunque nada de eso le dio satisfacción alguna a Gabrielle, al contrario, sentía lástima por la ceguera de su prima.

Sin embargo, su vida volvió a dar otro giro cuando, años después, descubrió extraños movimientos en las cuentas de la empresa, similares a los que se encontraron cuando Antonia fue acusada de robo y fraude, pero de menor magnitud para que pasaran desapercibidos. Y siendo que ni Antonia ni Aziraphella seguían trabajando allí, la duda en Gabrielle apareció.

¿Y si su prima tuvo razón todo ese tiempo? ¿Y si Antonia realmente era inocente? ¿Y si ese era el caso, Gabrielle qué debía hacer?

— Te agradezco que aceptaras reunirte conmigo — dijo Gabrielle.

— No pensaba hacerlo, pero cuando mencionaste el caso de Antonia, la curiosidad me ganó — dijo Berenice mientras le echaba azúcar a su café. — ¿Pero por qué yo? ¿Por qué no tu prima o Antonia?