Capítulo 20

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Había veces en que la vida era extraña. Aziraphella usualmente la describiría como absurda, tomando en cuenta todo por lo que ella y Antonia habían pasado. Pero, aquel día, la vida simplemente era curiosa. No sabía con exactitud quién era Fulvia, pero si ella había estado en la cárcel y tenía los suficientes recursos como para ayudarlas, debía ser alguien de malos modos. Aun así, Aziraphella había encontrado más seguridad durmiendo bajo su vigilancia que con la del personal de aquel hospital.

- ¿Estás segura de esto? - preguntó Daga.

- Ya está casi todo, así que sí - dijo Fulvia, revisando su teléfono.

- Sigo diciendo que no debemos meternos en esto. No es nuestro asunto.

- Tampoco era asunto de Antonia cuando esas viejas iban a matarme. Y me ayudó.

- ¿Cómo es que llegaste tan lejos siendo tan sentimental?

- Ya ves - dijo Fulvia, sonriendo, mientras terminaba de enviar un mensaje. - Bien. Será esta noche.

- Deberíamos despertarla ya.

- No. Que duerma ahora. Necesitará toda su fuerza si quiere hacerlo bien.

En la habitación, todo estaba en calma. Aziraphella descansaba pacíficamente y las otras dos esperaban en silencio. Completamente opuesto al tenso ambiente de la sala de espera, donde la familia de Aziraphella estaba lista para desatar el caos.

- ¡No tienes ningún derecho a decidir sobre la vida de mi hija! - gritaba Newton.

Marta miraba despectivamente a aquel hombre. Ella nunca esperó que él se apareciera por allí, mucho menos contaba con que él ya le había contado toda la verdad a Aziraphella sobre la situación con su madre y su enfermedad.

- ¡Ya no es una niña! ¡No puedes seguir manejándola a tu antojo!

- Señor Newton, aquí nadie está tratando de controlarla. Solo queremos lo mejor para ella. Y aunque nos duela, debemos internarla. Ella lo necesita - intervino Rafael.

- ¡No pueden hacerle eso! ¡Solo Azi puede decidir si quiere ser internada o no! ¡No pueden hacerlo por la fuerza!

- Newton, sé que este es un momento muy sensible para ti, dado lo que pasó en aquel entonces - dijo Marta, sonriendo, lo que hizo que él apretara los puños. - Pero Aziraphella tiene el apoyo de su familia. Nosotros decidiremos lo que es mejor para ella.

- ¡Ninguno de ustedes tiene el derecho! ¡Mi hija solo le confiaría esa decisión a Antonia!

- Por favor, absténgase de mencionar a esa criminal aquí - dijo Rafael, alzando la voz. - Además, le recuerdo que, legalmente, yo soy su esposo. ¡Yo tengo el pleno derecho de decidir por ella!

- ¡No sé de qué forma la habrás obligado a casarse contigo, pero tú no eres su pareja!

Rafael estaba por reaccionar, cuando Marta puso una mano frente a él para detenerlo.

- ¡¿Así que ahora tratas de controlar con quién se relaciona tu nieta?! ¡¿Igual que intentaste hacerlo con tus hijas?! - le reclamó Newton.

- ¡Tú no eres quién para opinar sobre la forma en que dirijo a mi familia! ¡Ya hiciste suficiente daño metiéndote con mi hija y alejándola de mí! - dijo Marta.

- ¡Tú misma la alejaste por ser una desalmada! ¡Y cuando ella te necesitó de nuevo, la amenazaste con quitarle a su propia hija! ¡Por eso perdió las pocas fuerzas que tenía! ¡Por tu culpa, ella no resistió el tratamiento!

- ¡Tú la mataste con la vida tan precaria que le estabas dando! ¡Eres tan inútil que no pudiste mantener la salud de tu esposa! ¡¿Qué clase de hombre no puede proveer a su familia de lo que necesita?! ¡Sabía que ella no debía casarse contigo! ¡Pero no quiso escucharme! ¡Tú acabaste con ella!

Un 'Nosotras' || Good Omens || Ineffable WivesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora