Después de muchas noches sin dormir, el cansancio venció a Antonia y ella se quedó dormida. No obstante, las pesadillas la despertaban de tanto en tanto. Así que, aunque durmió un poco, no descansó en lo absoluto.
— ¡Crowley! — gritó la guardia por tercera vez, al ver que Antonia no reaccionaba a su llamado.
— ¿Sí? — dijo Antonia, levantándose de la cama, aunque tuvo que cerrar los ojos por un momento porque se sintió mareada.
— Tienes visita — dijo la guardia abriendo la celda.
Acto seguido, ella guió a Antonia por un pasillo hasta una puerta. Al abrirla, Antonia se sintió inmensamente feliz de ver a su ángel allí, como si la misma luz del sol tocara su piel.
Aziraphella rápidamente fue hacia ella y la abrazó fuertemente. Antonia también respondió el abrazo, pero temía que la guardia les dijera que debían separarse. No fue así. De hecho, la guardia ya se había ido.
— ¿Estás bien, cariño? — dijo Aziraphella al separarse de Antonia, poniendo sus manos en su rostro.
Antonia asintió, aunque Aziraphella sabía que estaba mintiendo, pero prefirió no preguntarle más para no abrumarla.
— ¿Tú estás bien? — preguntó Antonia.
— Sí, pero no te preocupes por mí — dijo Aziraphella dirigiendo a Antonia a una de las sillas para que se sentara. — Te presento a Berenice. Ella será tu abogada desde ahora.
Frente a Antonia estaba sentada una mujer morena que tenía el cabello corto y muy oscuro.
— Un placer, señorita Crowley — dijo Berenice ofreciéndole sobre la mesa su mano a modo de saludo, que Antonia correspondió.
— 'Antonia' está bien.
— De acuerdo, Antonia. Seré honesta contigo, tu caso es bastante complicado — dijo Berenice, y Antonia mordió su mejila interna. — Han estado apareciendo diversas pruebas en tu contra, y aparentemente hay un testigo, pero todavía no sabemos de quién se trata.
Aziraphella, que ya estaba sentada a un lado de Antonia, tomó su mano por debajo de la mesa y la apretó suavemente para tratar de calmarla.
— Lo que tendremos que hacer es lo siguiente — dijo Berenice, comenzando a explicar una serie de cosas que Antonia ya no pudo escuchar con claridad.
Ella estaba demasiado cansada y aturdida por toda la situación. Aziraphella se dio cuenta, así que comenzó a tomar notas para que ella pudiera leerlas después.
Al final, todo el proceso resultó aún más complicado de lo que Antonia hubiese deseado. Pero tanto Aziraphella como Berenice nunca se rindieron, siempre pensaban en algo nuevo que intentar. Y Antonia no sabía si agradecerles o reclamarles, porque ella sentía que ya no podía más.
— Te ves terrible — dijo Berenice en cuanto Antonia le abrió la puerta de su departamento.
— Me siento terrible — dijo Antonia mientras dejaba pasar a su amiga.
— Zira supuso que así sería, por eso me pidió que yo misma viniera a buscarte para llevarte a tu visita, quisieras o no.
— No pensaba faltar a la visita — dijo Antonia, molesta.
— Nunca está de más asegurarse — dijo Berenice alzando los hombros.
Después de obtener su libertad condicional, Antonia tenía que asistir a visitas cada cierto tiempo, esto era para probarle a la policía que ella no planeaba huir ni cometer algún otro delito... o al menos esa había sido su intención antes de comenzar a trabajar con su tía.
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Un 'Nosotras' || Good Omens || Ineffable Wives
FanfictionAziraphella McFell y Antonia J. Crowley se conocieron cuando ambas comenzaron a trabajar en la empresa de la familia de Aziraphella. A pesar de la desaprobación de su familia, Aziraphella comienza una relación con Antonia, mientras que ambas se esfu...