Capítulo 22

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El silencio inundaba la pequeña habitación, solo siendo interrumpido por el ruido ocasional que provenía de afuera.

Antonia estaba sentada en el borde de la cama. Ella había estado tratando de encontrar las palabras adecuadas, pero no había hecho más que retrasar lo inevitable. Entonces, decidió rendirse y simplemente dejarlo salir sin filtros.

— Ángel, tenemos que hablar.

Aziraphella veía sus manos mientras jugaba con sus dedos. Podía sentir la mirada de Antonia sobre ella, pero no se atrevía a regresársela. No quería tener esa conversación.

— Azi...

— ¿Podemos dejarlo para después?

— A como van las cosas, no sé si habrá un después.

Aziraphella suspiró, mirando a Antonia.

— Bueno, entonces, primero quisiera que me contaras qué te pasó en las manos.

Antonia bajó la mirada hacia sus manos, todavía vendadas. También suspiró.

— Shadia vino a verme el otro día.

— ¿Qué? ¿Ella te hizo eso? — dijo Aziraphella, alterándose.

— No... Fui yo...

— ¡¿Qué?!

— Me enojé tanto que golpeé los barrotes... Pero estoy bien. Son solo moretones...

— Toni...

— Sé que no debí hacerlo, pero... bueno, ya sabes...

Aziraphella bajó la mirada. Sabía perfectamente a lo que Antonia se refería. A ese momento en que el enojo es tan abrumador que simplemente fuerza su camino hacia el exterior, estallando de una forma violenta, desenfrenada, rompiendo no solo la vasija que lo contiene, sino todo a su paso. Aun entendiendo eso, y sabiendo que Antonia lo entendería, Aziraphella no quería hablar de lo ocurrido con Michelle. Si podía evitar aquel tema, sería mejor para ella.

— No recuerdo mucho del accidente... Me dijeron que los recuerdos eventualmente volverán... Pero no sé si quiero recordar...

— ¿Por ese idiota? — dijo Antonia, tratando de mantener la calma.

— Sabes... Cuando éramos muy jóvenes, él era muy temperamental... Constantemente, se enojaría conmigo por cualquier cosa... Me presionaría siempre para hacer lo que él quería... Sabes lo mucho que adoro abrazarte, besarte, sentirte... Pero con él, nunca... Por más que intentara disfrutar el contacto con él, no podía... Mi cuerpo lo rechazaba aunque mi mente se convenciera de que estaba bien... Ahora, toda yo siente rechazo por todo lo que es él... Desagrado es una palabra que se queda muy corta... Pero pensé que, después de tanto tiempo, él habría madurado y mejorado su comportamiento... Que sería más prudente y sensato... Tal vez, este accidente prueba que me equivoqué...

Antonia apartó la mirada para evitar que Aziraphella la viera llorar, pues no quería contagiarle sus lágrimas, pero su ángel sabía que le dolía lo que acababa de escuchar.

— Lo siento, cariño... Dejé que esto pasara... El accidente y el matrimonio...

— Nada de eso es tu culpa, ángel.

— Quería tanto que Michelle pagara por lo que te hizo que me arriesgué demasiado... Y esto te está lastimando a ti...

— Yo estoy bien. No te preocupes por mí cuando eres tú quien está recuperándose... Fulvia me dijo que vino una doctora.

— Sí. Ella me dijo que debo descansar aún más... con todo el esfuerzo por el escape y eso... también me dio medicamentos para el dolor, así que estoy bien...

Un 'Nosotras' || Good Omens || Ineffable WivesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora