Capítulo 4

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Rafael era nieto de unos amigos muy cercanos de Marta, la abuela de Aziraphella, por lo que frecuentemente se encontraban en las reuniones entre ambas familias.

Aziraphella pensaba que él era alguien agradable, pero no solían hablar mucho. Hasta que un día, su abuela les organizó una cita en la que ella se vio maravillada por los temas de conversación y opiniones que él tenía. Poco tiempo después, ella aceptó ser su novia.

Mirando hacia atrás, Aziraphella pensó que era lógico que ella se impresionara con alguien que en realidad no era tan sorprendente ni interesante. Ella era tan solo una adolescente con muchas idealizaciones cultivadas por su abuela.

Rafael en realidad era alguien muy fastidioso, siempre haciendo de menos sus gustos, siempre criticando sus libros, siempre diciéndole un mal comentario por su apariencia, siempre haciéndola sentir tan incómoda y ansiosa a su lado.

- Azi, ¿cuánto tiempo sin verte? - dijo Rafael sonriendo, acercándose a Aziraphella para saludarla de beso.

Aziraphella dio un paso atrás para evitar el saludo, gesto que sorprendió a su familia y a Rafael. Entonces, ella decidió darle la mano a Rafael para saludarlo, y él tuvo que aceptarla.

- Hola, Rafael. Qué sorpresa que estés aquí - dijo Aziraphella.

- Hace mucho que él no nos visitaba. Así que pensé en invitarlo hoy - dijo Marta - Quizá ustedes dos puedan retomar el contacto, hablar de sus vidas.

- Bueno, yo no tengo mucho que contar. Todo lo que pasó en estos últimos años fue reportado por los medios y las noticias - dijo Aziraphella sonriendo, pero ese comentario puso tenso el ambiente.

- Fue lamentable lo que les ocurrió a ti y a tu familia - dijo Rafael. - Que esa tal Crowley abusara de su confianza y cometiera semejante robo... Debe de haber sido duro.

Aziraphella apretó los dientes. Sabía que no debía decir algo que la perjudicara, pero estaba furiosa. Por suerte, Gabrielle intervino.

- Muy lamentable, en verdad. Pero es mejor si dejamos esos temas desagradables para después.

- Sí. ¿Por qué no cenamos ya? - agregó Muriel, entendiendo las intenciones de Gabrielle. - Nuestro invitado ya debe de tener hambre.

Agradecida con sus primas, Aziraphella pasó a tomar su lugar en la mesa. Para su desgracia, su abuela había hecho que Rafael se sentara a su lado. De todas formas, ella se concentraría totalmente en su comida para no tener que hablar con él.

- ¿Y dónde has estado todo este tiempo? - le preguntó Rafael.

- Fuera del país - respondió Marta rápidamente. - Después de todo ese escándalo, era mejor que Aziraphella estuviera lejos por un tiempo.

Esa fue la versión que su familia le había dado a todo el mundo. Aunque para ellas estaba más que clara la expulsión de Aziraphella de la familia, hubiese sido una vergüenza para Marta que su círculo se enterara de aquello. Incluso había pagado a muchos medios para que mostraran a su nieta lo menos posible mientras estaba apoyando a Antonia en los juicios.

- Pues ese tiempo fuera te ha sentado bien - dijo Rafael. - Te ves más radiante, más hermosa de lo que recordaba.

Aziraphella sonrió con ironía sin quitar la mirada de su plato. No podía con los comentarios de ese hombre. No había forma en que ella se viera radiante o hermosa después de todo por lo que ella y Antonia habían pasado. Incluso había perdido peso por la constante falta de comida. ¿Qué había de hermoso en el hambre?

- ¿Y qué ha sido de ti, Rafael? - preguntó Muriel, notando la incomodidad de su prima.

- Últimamente he estado interesado en la política - dijo Rafael, para después comenzar a decir otra serie de cosas a las que Aziraphella ya no les puso atención.

Un 'Nosotras' || Good Omens || Ineffable WivesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora