27: ¿tener una cita?

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Las horas transcurrieron y la redada hacia Overhul había acabado, logrando vencer al enemigo jurado de una pequeña niña. Quién con gran frustración pudo enterarse que ese desgraciado está siendo transportado al "tártaro" en este preciso momento.

La verdad no sabia como sentirse tras la noticia. ¿Feliz? ¿triste? O ¿enojada? Era un cúmulo de emociones, estaba realmente conmocionada, tanto que con gran fuerza se encerró en su habitación y no quiso ver a nadie.

— ¿Eri, cariño? — Claro eso fue hasta que cierta peliblanca estuviera parada en su puerta tratando que la dolida y furiosa niña la abra.

— ¡vete! ¡no quiero verte, vete! — Gritó furiosa, la mujer podía oír sus sollozos y llanto. Realmente estaba dolida que alguien más haya podido vencer al que ella dijo iba derrotar como una clase de juramento.

De pronto la puerta fue congelada y de un toque fue derribada haciendo que la menor, con lágrimas en los ojos la volteara a ver.

— ¿Eri--chan? — Murmuró con una sonrisa triste al verla tan destruida y dolida por aquella persona, quien a pesar de ya estar prisionero le seguía haciendo daño.

Trato de hacerse la fuerte pero, sin importar que tan madura sea de manera mental seguía siendo una niña.

— no es justo... — Murmuró al sentir como la abrazaban por la espalda, Rei trataba de consolarla. — se supone que yo sería que lo venciera, no ellos. — Acostó su cabeza hacia atrás con lágrimas en los ojos.

— cariño, eres solo una niña, a pesar de poseer poderes más haya de la comprensión, sigues siendo una niña. — Besó su coronilla tratando de calmar la tristeza de la menor.

— ¡soy una niña, pero soy lo suficientemente capaz de luchar! — Argumentó con fastidio y enojo, no le gustaba que la menosprecien.

— yo se eso, se de lo que eres capaz con tus poderes pero, entiende, Eri, ¿qué hubiera pasado si ibas y algo malo te pasaba? — De solo pronunciarlo su voz se quebró siendo escuchada por la menor.

— con mi teletransportación podría haber salido... — De pronto sintió un apretón más fuerte en su espalda acompañada de lágrimas que mojaban su blusa. — Rei-san.

— ¿qué pasaría con los que te están c-cuidando? ¿Qué pasaría con la promesa de tus padres? El de protegerte, conmigo... ¿Qué pasaría conmigo? — Ahora si ya no aguantó más y lloró a lágrima viva.

— ¿contigo? — Esa mujer le recordaba mucho a su madre, cariñosa y comprensiva. El escucharla llorar le dolía mucho.

Se dio la vuelta y con gran desesperación abrazo a la mujer a su lado. Levantó la vista y vio como está la recibió con una sonrisa y algunas lagrimas secas aun impregnadas en sus ojos.

— me prometes que no volverás a pensar de ese modo, nena... — Hablo de manera suave acariciando sus cabellos con gran cariño y delicadeza.

Abrazo a la mujer y escondió su cara en su pecho restregandolo en un intento de cariño.

— sí, lo prometo... mamá. — Susurró bajito y con una sonrisa. La mujer quedó fría al oír el sobrenombre, pero después sonrió acercando más a la niña a su pecho.

— es una promesa, mi niña. — De pronto dos pájaros, uno blanco y el otro negro se posaron en la ventana y soltando una melodía observaron el momento intimo entre ambas.

...

La familia Shimura había salido por separado, los esposos por un lado y la nueva pareja por el otro. Ambas parejas habían decidido dejar solas a las dos mujeres para que puedan arreglar ese pequeño conflicto que atormentaba tanto a niña como adulta.

contrato entre hielo ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora