26: las cenizas de lo que una vez fue la inocencia

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Los tres quedaron en casa, solo los adultos tenían permitido salir hacia ese frío y tortuoso momento. La que aún consideraban una pequeña tenía las cejas fruncidas, quedó al cuidado de los adolescentes quienes estaban sentados en la sala mirando una película.

Tenía que hacer algo, ella era la única que podía detener a su "padre", ella conocía la única forma de hacer que ese depravado pagase por lo que le hizo a todos durante mucho tiempo.

Pero la pregunta es: ¿cómo salir de aquí?

Podría utilizar su teletransportacion y aparecer al frente del causante de tanto dolor, pero su habilidad necesita concentración y aunque no lo deseé está última produce un pequeño estallido al momento de activarse. ¿Qué podría hacer?

¡oh! Una sonrisa apareció en sus labios al pensar en una idea, con el mejor rostro camino hacia los dos adolescentes y se paro al frente de ambos.

— ¿qué sucede Eri? — Preguntó Oyuki al ver a la niña, su prometido puso pausa la película para prestar atención a la niña.

— podemos ir al parque, quiero salir, estoy aburrida. — Sonrió con astucia de manera interna al ver que ambos adolescentes mordieron el anzuelo.

— ¿Quieres ir al parque? — Asintió con una sonrisa juntando sus manos en plegaria.

Ambos adolescentes se les pidió que cuidarán a la niña en compañía de Rei, la cual estaba en su cuarto descansando. Con un asentamiento de cabeza aceptaron la propuesta de la niña.

— solo hay que avisar a la tía Rei que vamos a salir, ¿esta bien? — La muchacha asintió con fervor, estaba ansiosa por salir.

— si que estas entusiasmada... — La bicolor sonrió al ver lo activa que era la niña.

— ¡si, quiero jugar! — Esa oración tenía diferentes significado para ambos.

El pelinegro subió hacia el cuarto que su tía ocupaba, quedando ambas chicas solas. La peliblanca se fue a sentar al sillón para esperar a su cuidador, mientras que Oyuki se sentó a su lado.

Un silencio tenso e incómodo empezaba a aparecer alrededor de ambas chicas, la menor se sentía asfixiada de lo aburrido que se estaba volviendo esto, así que para aligerar el ambiente soltó una pregunta, un tanto "boba", según su pensar.

— Izuku, ¿él es tu novio? — La pregunta hizo que la joven bicolor se sonrojara con un rostro sorprendido.

— ¿q-qué? — Tartamudeo con el calor en las mejillas. — ¿ a que viene eso, Eri?

— es que veía como tratabas de abrazar su cuello pero de pronto apartabas la mano rápido... — El rostro de Shimura volvió a calentarse. Creyó que nadie la observaba.

— m-me viste... — Susurró con un hilo de voz.

— si, por eso digo... ¿el es tu novio? — Preguntó, con verdadera inocencia. Puede que haya leído libros, por mera curiosidad, pero no sabía lo que de verdad eso significaba.

— él... — Espera, ¿qué eran ellos dos?, claro, son prometidos... pero ante la ley, ante un papel. De manera sentimental no eran nada. — n-no lo sé... no sé qué es.

Sus labios se curviaron en una mueca, meses, llevaba  meses en esta casa y recién se entera que ambos eran simples desconocidos. Su compromiso quedó plasmado; pero, ¿de verdad él sentía algo por ella?

Ella, sí, empezó a sentir atracción por él. Un cariño genuino por ese chico el que siempre mostraba un rostro frío y duro las primeras semanas. Poco a poco ese frío rostro se fue transformando, su corazón empezaba a calentarse al sentirle cerca.

contrato entre hielo ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora