Foolish, el veterano guardián de las Tierras del Sueño, observaba el horizonte con melancolía. Había pasado incontables siglos protegiendo el reino de los sueños y velando por la seguridad de aquellos que se aventuraban en él. Sin embargo, había algo que le faltaba: la conexión humana. Fue entonces cuando conoció a Cherry, una soñadora intrépida que, noche tras noche, se sumergía en las maravillas y los peligros de sus dominios.
Cherry no era una soñadora común. Su mente era un remolino de creatividad y valentía, desafiando los límites de lo imaginario. Foolish, intrigado por la energía única de Cherry, decidió presentarse en sus sueños de una manera que no lo había hecho antes.
Noche tras noche, Foolish y cherry exploraban juntos las vastas llanuras de la imaginación. Superaron desafíos, crearon mundos mágicos y compartieron risas en el crepúsculo de los sueños. A medida que sus encuentros se volvían más frecuentes, una conexión especial floreció entre ellos.
Sin embargo, los guardianes de los sueños no estaban exentos de las leyes que regían su reino. El tiempo que pasaban juntos estaba limitado, y Foolish sabía que tarde o temprano, tendría que desaparecer de los sueños de Cherry. A pesar de esta realidad, ambos se sumergieron en la magia de sus encuentros, aferrándose al instante presente.
En una de esas noches, mientras exploraban un bosque encantado, cherry le confesó a Foolish sus anhelos más profundos. Quería encontrar un lugar en el mundo real que igualara la magia de sus sueños, un lugar donde pudiera vivir sus fantasías y compartir su creatividad con el mundo. Foolish, aunque con el corazón pesado, alentó sus sueños y la instó a seguir buscando.
A medida que el tiempo pasaba, la tristeza se asentaba en el corazón de Foolish. Sabía que su despedida era inminente, pero no podía evitar enamorarse de la valentía y la imaginación de Cherry. Juntos, habían tejido una historia única en el tejido de los sueños.
Llegó la noche en que Foolish decidió revelar la verdad a cherry. Mientras caminaban por un sendero iluminado por estrellas, le contó sobre su naturaleza como guardián de los sueños y cómo, inevitablemente, se separarían. Cherry escuchó en silencio, con los ojos llenos de tristeza.
A pesar de la dolorosa revelación, Cherry agradeció a Foolish por los momentos mágicos que compartieron. Comprendió la dualidad de su existencia y, aunque le dolía la idea de perderlo, aceptó la realidad de que algunos sueños eran efímeros.
La última noche juntos llegó con una luna llena resplandeciente. Foolish y Cherry se encontraron en un prado lleno de flores de luz. Sabían que era el momento de despedirse. Se abrazaron con ternura, tratando de capturar en ese instante toda la magia que habían compartido.
Foolish miró a los ojos de Cherry y, con voz suave, le prometió que siempre viviría en sus sueños, como una chispa de inspiración. Cherry sonrió con tristeza, agradecida por haber conocido a alguien tan extraordinario en el reino de los sueños.
Cuando el abrazo se desvaneció, Foolish retrocedió lentamente hacia las sombras del prado. Sus contornos se volvían cada vez más etéreos, y cherry lo miraba con ojos cristalizados por las lágrimas. Antes de desaparecer por completo, Foolish susurró un agridulce...
- Hasta luego...
Cherry se despertó en su cama con un nudo en el estómago y un sentimiento de pérdida en el corazón. Aunque sabía que había sido un sueño, la tristeza persistía. Recordaba cada detalle de su tiempo con Foolish, como si hubiera experimentado una vida entera en una sola noche.
Decidida a honrar la promesa de Foolish, Cherry canalizó su deseo de explorar mundos mágicos en sus creaciones en el mundo real. Se convirtió en una narradora de historias extraordinarias, compartiendo la magia de los sueños con aquellos dispuestos a sumergirse en sus relatos.
A lo largo de los años, Cherry encontró el equilibrio entre la realidad y la fantasía. Aunque su corazón siempre llevó la marca de su encuentro con Foolish, aprendió a apreciar la belleza de los sueños efímeros y la importancia de abrazar las experiencias, incluso aquellas que se desvanecen como el humo en la mañana.
Y así, mientras Cherrycompartía su creatividad con el mundo, recordaba a Foolish como un destello en la oscuridad, un guardián de los sueños que le enseñó a valorar la magia en cada rincón de la vida. La historia de Foolish y cherry quedó grabada en los anales de los sueños, una página agridulce que dejó una huella imborrable en ambos mundos.
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