Bobby, un niño curioso y travieso, encontró en su vecina cherry a la compañera perfecta para sus aventuras diarias. Jugaron juntos, compartieron risas y secretos, pero un día, Cherry anunció que se mudaría lejos.
El corazón de Bobby se apretó con tristeza, pero decidió hacer algo especial antes de que ella se fuera. Pasaron días construyendo un fuerte secreto en el jardín, un lugar lleno de recuerdos compartidos.
En la última noche, Bobby le entregó a la niña una caja misteriosa. Al abrir la caja, cherry descubrió cartas llenas de promesas y pequeños tesoros que representaban momentos especiales. Bobby le dijo:
—Esto es para que nunca olvides nuestro fuerte y los momentos que compartimos
Aunque la distancia los separó, la caja de recuerdos se convirtió en un puente que unía a Bobby y Cherry, recordándoles que, aunque estuvieran lejos, siempre tendrían un lugar especial en el corazón del otro.
Años después, la vida llevó a Bobby a un nuevo lugar, sin saber que su destino lo llevaba de vuelta al mismo vecindario donde Cherry se mudó. Mientras exploraba su nuevo hogar, una sensación familiar lo invadió cuando llegó a un parque cercano.
En ese parque, sin darse cuenta, Bobby se encontró con Cherry. La sorpresa iluminó sus rostros, y compartieron risas al descubrir la conexión perdurable entre ellos. Ambos se dieron cuenta de que, de alguna manera, el destino había vuelto a reunirlos en el mismo lugar donde comenzó su amistad.
Juntos, recordaron los días de su infancia y cómo, a pesar de las distancias y los cambios, sus caminos se cruzaron nuevamente. El parque se convirtió en el punto de encuentro de sus historias entrelazadas, demostrando que algunas conexiones son tan fuertes que el tiempo y la distancia no pueden romperlas.
En una cálida noche, Bobby y Cherry, ahora jóvenes adultos, salieron a cenar en el mismo parque donde compartieron tantos momentos de la infancia. Las risas y las historias fluían, creando un ambiente cómodo y familiar.
Mientras disfrutaban de la velada, Bobby tomó un respiro profundo y, con una mirada llena de sinceridad, le confesó a Cherry
—Desde que éramos niños, mi corazón siempre te ha pertenecido. No importa cuánto tiempo haya pasado ni las vueltas que dio la vida, siempre has sido mi constante, mi alegría. Cherry, me enamoré de ti hace mucho tiempo, y quiero pasar el resto de mi vida contigo. ¿Quieres ser mi novia?
La joven sorprendida pero con una sonrisa, respondió
—Bobby, también guardé mi corazón para ti. No importa cuánto tiempo nos haya separado, siempre fuiste especial para mí. Sí, quiero ser tu novia y compartir cada nuevo capítulo de nuestras vidas juntos.
Bajo la luz de las estrellas, Bobby y Cherry comenzaron un nuevo viaje, esta vez como pareja, recordando que algunas historias de amor están destinadas a durar toda la vida.
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