La asesina de mi esposo.
parte tres, capitulo largo. mencion a delitos graves
Mientras el auto se detenía frente a la imponente casa, lugar de su luna de miel, Cherry respiró hondo, intentando calmar el frenesí de su corazón. La fachada oscura y las ventanas sin vida le daban la apariencia de un castillo sombrío en el que ella se sentía prisionera. Cuando Cellbit salió del auto, la miró con una mezcla de satisfacción y desafío en su rostro, un reflejo de la posición dominante que él disfrutaba ejercer.
—Vamos, Cherry —dijo él, con una voz que intentaba sonar suave pero no lograba ocultar su filo—. No hay nada que temer. Esta es nuestra vida ahora.
Cherry esbozó una sonrisa tensa, intentando mantener bajo control la tormenta que rugía dentro de ella. Sabía que si quería recuperar el control de su vida, tendría que seguirle el juego. La idea de ser una "sombra" de sí misma, un mero adorno en la vida de Cellbit, le resultaba intolerable. No permitiría que eso sucediera.
Al entrar en la casa, observó cada detalle: los muebles de lujo, las pinturas de artistas oscuros que decoraban las paredes, y la opresiva atmósfera que parecía envolverlo todo. Cellbit la llevó a una habitación digna de un cuento de hadas, con una cama enorme y sábanas de seda. Sin embargo, para Cherry, la belleza del lugar se desvanecía ante la sensación de claustrofobia.
—Aquí será nuestro hogar... solo por la luna de miel. Después, regresaremos a la mansión —anunció Cellbit con una sonrisa orgullosa, como si presentara una obra maestra.
Cherry mantuvo la calma, aunque dentro de ella comenzaba a encenderse una chispa de rebeldía. Esta casa no sería su prisión; si tenía que quedarse, la convertiría en su fortaleza.
Durante los días siguientes, Cherry asumió su papel, pero además de cumplir con sus deberes maritales, comenzó a observar y planificar. Aprendió las rutinas de Cellbit, sus horarios, y notó las vulnerabilidades en la seguridad. Se hizo amiga de algunos sirvientes, quienes, aunque temerosos, empezaron a confiar en ella. Le contaban pequeñas historias, revelaban detalles sobre la vida de Cellbit y los métodos de control que utilizaba para mantener a todos bajo su poder.
Una noche, mientras Cellbit estaba fuera, Cherry se sentó en su escritorio, rodeada de las notas que había acumulado en secreto. La idea de escapar era aún un sueño lejano, pero sabía que no podía rendirse. Sus dedos tamborileaban sobre el papel mientras susurraba para sí misma:
—Si él quiere jugar a la caza, entonces yo también puedo jugar.
Dibujó un plano detallado de la casa y marcó posibles rutas de escape. No se trataba solo de huir; era cuestión de recuperar su vida, su libertad y su voz.
Las semanas transcurrieron, y aunque Cherry avanzaba con su plan, empezó a sentir el peso de una nueva realidad: el embarazo comenzaba a hacerse evidente. La noticia añadía una urgencia extra a su deseo de escapar, y aunque su amor por Cellbit no había desaparecido por completo, su determinación era mayor que cualquier sentimiento residual.
Finalmente, llegó el día en que decidió que debía actuar. Con un plan en mente, Cherry se preparó para enfrentarse a Cellbit. Sabía que era un riesgo inmenso, pero el peligro formaba parte del camino hacia su libertad. Se sentó a la mesa del comedor, dejando que la luz de las velas bañara su rostro en una calidez que contrastaba con el frío que sentía dentro de sí misma.
Cuando Cellbit llegó, Cherry lo miró directamente a los ojos, con una chispa de desafío que él no pudo ignorar.
—He estado pensando —empezó, respirando hondo—. Creo que necesitamos hablar de lo que realmente significa esta relación y lo que representa para nosotros... y para nuestro hijo.
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𝙊𝙣𝙚 𝙨𝙝𝙤𝙩𝙨 //QSMP
Fanfic𝙊𝙣𝙚 𝙨𝙝𝙤𝙩𝙨 𝙙𝙚𝙡 𝙌𝙎𝙈𝙋 𝙎𝙚𝙭𝙨𝙝𝙤𝙩𝙨 𝙠𝙞𝙙𝙣𝙖𝙥𝙥𝙞𝙣𝙜 𝙝𝙤𝙢𝙤𝙨𝙚𝙭𝙪𝙖𝙡𝙞𝙩𝙮 𝙢𝙪𝙧𝙙𝙚𝙧𝙨 𝘿𝙧𝙪𝙜𝙨 𝙙𝙞𝙛𝙛𝙚𝙧𝙚𝙣𝙩 𝙖𝙜𝙚𝙨 𝙔 𝙤𝙩𝙧𝙖𝙨 𝙘𝙤𝙨𝙖𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙨𝙚 𝙢𝙚 𝙤𝙘𝙪𝙧𝙧𝙖𝙣 𝙙𝙪𝙧𝙖𝙣𝙩𝙚 𝙡𝙖 𝙢𝙖�...