[R̲̲̅̅o̲̲̅̅i̲̲̅̅e̲̲̅̅r̲̲̅̅] 2.

41 3 8
                                    

Cartas de amor parte dos.

—Hola, Cherry —dijo sosteniendo el teléfono, con una calma que solo me hacía sentir más tensa.

—Quiero decir... estas cartas las escribí hace mucho.

—Lo sé.

—Y... perdona si arruino tu relación con Isara. No era mi intención.

—Está bien

—Sé que no debería haber escrito estas cartas, pero en ese momento realmente me gustabas. Bueno, supongo que aún me gustas... pero estás con Isa y...

—No hay problema.

—¿Por qué lo dices así, tan tranquilo? —grité, mirando su rostro inexpresivo, sintiéndome frustrada y algo herida.

—Porque, número uno, ya no estoy con Isa desde hace una semana... Me engañó con un chico de la universidad. Y dos... me halaga que pienses que aquel beso fue... sexy, pero no siento lo mismo por ti, Cherry.

Sentí un nudo en el estómago.

—Auch... Eso fue directo.

Hubo una pausa incómoda, y entonces él continuó.

—De todas formas, hay una carta que no era para mí. La envié a su verdadero destinatario.

—¿Qué carta? —pregunté confundida. Estaba segura de que todas habían sido para Roier.

—Una de ellas era para Spreen.

Sentí que el piso se me movía bajo los pies. Spreen había sido mi mejor amigo, pero nuestra amistad se había enfriado cuando él consiguió novia, al igual que Roier. Aunque, a diferencia de Roier, con Spreen me dolió aún más, porque temía que nuestra relación se distorsionara y jamás quise ponerla en riesgo.

—No tenía planes de mencionarlo, pero, por tu reacción, debo hacerlo.

—¿Qué hiciste? —pregunté, al borde del pánico.

—Le dije que viniera.

Mi mente quedó en blanco. Había temido enfrentar mis sentimientos hacia Roier, pero enfrentarme a Spreen y todo lo que él había representado para mí... era otra cosa completamente distinta. Sabía que estaba a punto de revivir una etapa que creía enterrada y, esta vez, no habría vuelta atrás.

Miré en todas direcciones, hasta que lo vi. Allí estaba él, con su camisa azul, esos lentes que siempre lo hacían ver misterioso, y su cabello negro y desordenado. Tenía que pensar rápido; no quería que esto escalara y mucho menos perder mi amistad con Spreen. En un impulso, me lancé hacia Roier y lo besé.

Apenas sentí cómo él me respondía, envolviéndome con un brazo, me separé. Miré de reojo hacia donde Spreen había estado, pero ya se había marchado.

—Perdón... —murmuré, dándole una última mirada a Roier antes de salir corriendo en dirección a mi casa.

¿Qué me pasaba? ¿Cómo se me ocurría besar a un chico que creía amar frente al chico que antes me tenía completamente enamorada? Al llegar a casa, me encerré en mi cuarto, con el corazón todavía acelerado. Para empeorar las cosas, mañana tenía escuela... y si eso no era ya un problema, los dos estaban en mi misma clase. Tenía que encontrar una manera de evitar el tema con Spreen, pero también evitar a Roier.

Al día siguiente, mientras recogía unos libros de mi casillero, escuché una voz familiar.

—¿Qué es lo que quieres? —pregunté, confundida al verlo ahí.

—Escucha, ¿tú quieres que Spreen crea que ya no estás "cacheteando la banqueta" por él, no? Bueno, a mí me vendría bien si pongo un poco celosa a mi ex.

𝙊𝙣𝙚 𝙨𝙝𝙤𝙩𝙨 //QSMPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora