AU. SOULMATES. Todo el mundo sueña con encontrar a la persona que encaje con uno mismo para que sea su complemento.
En un mundo donde cada cicatriz que te haces aparece en el cuerpo de tu alma gemela Katsuki sobrevivirá, entrenando su cuerpo y hacie...
❝Quiero amarte por el resto de mis días, ¿me aceptarías?❞
—Todoroki Shouto.
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El agua qué cubría su cuerpo hasta empaparlo por completo, pareció tener vida propia, al menos así lo percibió Shouto imaginando que lo tomaban de los pies obligándolo a hundirse, toda la fuerza que ejercía para ir hacía arriba eran en vano, las olas ocasionadas por los barcos a su alrededor hacían más difícil la visibilidad y las bocanadas de aire que alcanzaba a tomar no eran suficientes para revitalizar su cuerpo.
La lucha contra el océano era una derrota inminente, ¿cómo podría enfrentarse a un coloso que ni siquiera era plenamente conocido? No había manera ni mucho menos sin alguien que lo arrastrara de vuelta a la luz, sus pulmones se llenaron de agua y una visión índigo surcó delante de él había voces a su alrededor demasiadas, tantos gritos irreconocibles entre la angustia, el odio y el temor.
La sensación metálica abrumó su boca cuando la sangre lo alcanzó no quería ni saber de quién era, si era suya o de Katsuki lo único que comprendía era que el cuerpo del cenizo había caído de la moto cuando se hundió.
En ese momento quiso que el mayor lo acompañara a dónde sea que sus almas llegarán cuando su último suspiro fuera dado, así al menos en otra vida podría amarlo sin limitaciones ni nadie interfiriendo en su relación podría gritarle al mundo que el oji-rubí era suyo que los tabús de almas gemelas no eran impedimento para ser completamente uno, que nada era más importante que la persona que te ama ya sea tu destino o no.
Ojalá fuera más egoísta.
Ojalá pudiera llevarlo consigo, pero si había una mínima posibilidad de que el cenizo estuviera vivo lo dejaría ir. Porque lo amaba.
Porque parte de amar también era dejarlo ir aunque fuera para él.
Cerró sus orbes en un último intento y finalmente el océano lo llevó consigo y sí, tenía manos tan fuertes que lo arrastraron con él a un final nebuloso.
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No.
Simplemente no lo aceptaría. Tenía al amor de su vida delante de él no lo dejaría escaparse de sus manos, ya lo había perdido una vez y dos no ocurriría, no reflexionó sobre sus acciones simplemente apagó el motor de la moto y frente a la incertidumbre de Shinsou saltó al océano, las voces de pánico de su aliado no fueron suficientes para que se detuviera nadó al interior de mar tratando de alcanzar la mano de su bicolor que ya había perdido una batalla de las tantas que seguro luchó desde el principio.
No importaba porque si Shouto no podía más él sería el ancla que lo mantuviera a flote, sería lo que necesita para luchar, su fortaleza para protegerlo, su guía en la oscuridad y paz de su corazón.
