Había una vez, una princesa pelirroja prisionera en un armario debajo de la escalera.
La princesa vivía en un castillo que no era suyo. Con un sufrimiento que no debería. Hasta que un día, un semigigante apareció en la puerta de este, tiñendo su des...
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《Una nueva amiga》
Lilith:
Una semana.
Una semana desde que entre a Hogwarts.
Una semana desde que la gente no dejaba de verme cuando pasaba por su lado, murmurando cosas como «¿Y su cicatriz?», «¿Ella es Lilith Potter?» «No parece que haya derrotado al innombrable», «¿Dónde está la famosa cicatriz de los Potter?»
Sin mencionar lo complicado que era llegar a mis clases a tiempo.
En el colegio había puertas trampas o que se abrían si le hacías cosquillas, escaleras que cambian de rumbo o que tienen escalones que desaparecen. Y eso era solo un tercio de lo que había en el colegio.
Caminábamos con mi mellizo y Ron -un niño que conocimos en el tren- rumbo a clase de Transformaciones, íbamos apurados, ya que nos habíamos despertado tarde e íbamos atrasados.
—Ya te dije que lo siento— dije por tercera o cuarta vez.
Resulta que en el viaje a Hogwarts Ron nos había presentado a su rata, Scabbers, mi gato, Maylou, salto en su dirección e intento cazarla. Al intentar detenerlo la rata de Ron termino en la ventana y Maylou escapó.
—¡No importa!— volvió a decir el pelirrojo —Scabbers podrá ser viejo e inservible, pero aun así es mi rata.
Seguía sin entender por qué se comportaba así si el mismo no dejaba de quejarse de lo inútil que era.
Entramos en el salón de la profesora McGonagall dónde ya se encontraban todos los alumnos.
Luego del regaño de la profesora, Ron y Harry se sentaron en una mesa vacía mientras yo me acercaba a una chica de Ravenclaw que estaba sola.
—Disculpa— la llamé, intentando llamar su atención.
La niña giró con un movimiento angelical.
—¿Si?— pregunto con voz suave.
Su cabello rubio caía en ondas por sobre sus hombros, sus ojos verdes que parecían calcular dos veces cada cosa a su alrededor. Todo en ella gritaba tranquilidad.
Es muy linda.
—Oh… amm— me aclaré la garganta antes de continuar —Me preguntaba si podía sentarme a tu lado.
Ella me estudio con la mirada unos minutos antes de asentir y mirar hacia adelante otra vez.
Con una sonrisa me senté a su lado, lo bueno es que hasta ahora no había dicho nada sobre lo de Voldemort.