El tiroteo cesó, pero mis lágrimas no hicieron lo mismo, me dolían tanto los ojos de tanto llorar, tenía demasiado sueño. Me había prometido que no iba a dormirme hasta que él despertara... si es que lo hacía.
Estaba abrazándolo mientras me balanceaba de adelante hacia atrás.
—Estoy acá, uru. —Dije entre sollozos acariciando su pelo. Chila había vendado la parte que tenía lastimada. Solo le había rozado la bala, pero era algo fuerte que debía cuidarse —. Soy yo, ju... —Sonreí, triste —. Tu ju... —Sobé mi nariz y sacudí la cabeza rezando que todo sea un sueño o una broma de mal gusto.
Muy mal gusto.
Mis papás estaban sentados en la mesa, mirándome con lástima. Les había rogado que nos quedáramos hasta escuchar al menos una palabra de él.
Mire cada una de sus facciones. ¿De verdad yo odiaba tanto a este tipo de personas? ¿Cómo es que lo amo tanto? ¿Cómo me enamoré de él de esta manera?
Mi mente se bloqueó cuando un suspiro sale de su nariz.
—Mamá. —Llamé —. Está despertando, se está despertando. —Mi corazón volvió a tranquilizarse al saber que está con vida.
Carlos se sienta al lado mío. Danilo abre apenas los ojos y primero lo mira a Carlos. Segundo se acerca y Chila se sienta al lado mío.
—Uruguayo, abrí los ojos ¡Vamos! —El papá de Carlos lo ayuda a despertarse más rápido. Mis papás se quedan mirándolo desde la cocina. Danilo respira agitado. Suelto el aire que tenía en mi pecho cuando me doy cuenta de que está bien.
Carlos le hablaba para despabilarlo, no me parecía una buena idea, podría llegar a aturdirlo, pero no dije nada, solamente me quedé callada, porque, de igual manera, no salía ninguna palabra de mi boca. Estaba impactada. Entré en un shock tan duro por lo que acababa de atravesar.
Él los miró a todos, pero por alguna razón sus ojos no decidían mirarme aún.
—Mi hermano. —Masculla, preocupado —. Mataron a mi hermano. —Él tampoco caía en todo lo que acababa de pasar, estaba asustado.
Chila niega con la cabeza y se va del lugar. Ella también tenía lágrimas a punto de escaparse de sus ojos y quería ocultarlas. Mis padres estaban mirándonos desde su lugar, ambos preocupados. Lo único que estuvieron debatiendo era si dejarme acá con ellos o llevarme a casa donde estaría con el corazón en la boca.
—A Sebastián... —Sigue hablando él. Las lágrimas volvieron a mí.
—Que no se duerma, ¿estamos? No se tiene que dormir. —Lo señala mirándonos a ambos. Yo asentí ganándome la mirada de Danilo encima mío.
Su brillo me estruja el corazón, lo aprieta y lo golpea por todas las paredes de mi cuerpo. Sus ojos otra vez con los míos. Su cabeza se baja rápido y sus ojos se entrecierran.
—No te duermas, uru. —Puse mi mano en su mentón y su mirada volvió a la mía. Su cara seguía preocupada, sus parpados pesaban y su respiración todavía estaba agitada.
Mi mamá me veía con decepción y mi papá la abrazaba. Chila y Segundo empiezan a discutir en la cocina y Carlitos me mira sin saber qué hacer.
—No pasa nada. —Empieza Carlos —. Mi mamá se pone nerviosa... pero después se le pasa.
Frunzo el ceño, dándole a entender que unas palabras así no iban a ayudarlo. Puse mi mano en la nuca de Dani.
—Tiene razón igual. —Levanté las cejas por lo que dijo uru. No podía creer que se sentía así.
ESTÁS LEYENDO
𝐕𝐞𝐧𝐞𝐧𝐨: 𝐃𝐚𝐧𝐢𝐥𝐨 𝐒𝐚́𝐧𝐜𝐡𝐞𝐳
Fanfiction𝐒𝐮 𝐨𝐛𝐬𝐭𝐚́𝐜𝐮𝐥𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐫 𝐭𝐫𝐚𝐧𝐪𝐮𝐢𝐥𝐚 𝐞𝐧 𝐟𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞 𝐚𝐩𝐚𝐜𝐡𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐧𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐲 𝐚𝐩𝐞𝐥𝐥𝐢𝐝𝐨: 𝐃𝐚𝐧𝐢𝐥𝐨 𝐒𝐚́𝐧𝐜𝐡𝐞𝐳. ¿𝐔𝐧𝐚 𝐜𝐡𝐞𝐭𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐮𝐧 𝐯𝐢𝐥𝐥𝐞𝐫𝐨? 𝐍𝐨 𝐞𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐮́𝐧, 𝐩𝐞𝐫𝐨...