CAPÍTULO 17

4.6K 312 135
                                    

Carlos se sienta al lado de Danilo. El rulitos me mira y yo me siento a su lado. El castaño se quedó mirando a la nada, haciendo esos extraños movimientos con la cabeza. ¿Esto es lo que le provoca consumir?

—No' cagabamo' a pedo' con el seba. —Empezó —. Era entretenido.

Pongo mi mano en mi boca para evitar el llanto.

—Era llega' a casa y que haya alguien, ¿viste? —Negó con la cabeza —. Pero ahora ya no. Por culpa de esos hijos de puta, ya no.

—Eh... —Carlos le da un codazo suave para calmarlo.

—Concha de su madre. —Siguió insultando por lo bajo. Carlos agarró la bolsa del regalo que le había preparado y yo aproveche para sacar el tupper de magdalenas para dejarlos en la mesa.

—Toma, te traje un regalo, Juli te cocinó magdalenas también. —Comentó, Carlos. Él nos mira a ambos, primero a Carlos y después a mí. Clavé mis uñas en la palma de mi mano cuando no logré notar el brillo en sus ojos al mirarme. Sus pupilas estaban dilatadas, muy dilatadas.

—No hacía falta, si yo nunca te regalé nada a vos. —Contesta, uru. Carlos se encoge de hombros y no escuché qué era lo que decían, me concentré en ver su vulnerabilidad. Estaba lastimado, no literalmente, en el reflejo de sus ojos pude ver su soledad. Danilo saca una remera de la bolsa.

—Es la que uso yo. —Carlos sonríe.

—Si no tiene tu nombre. —Se queja, se inclina y deja la remera a un lado. Empieza a acomodarse en su lugar.

—Todavía no. —Dijo aún sonriendo. Esa curva en sus labios va disminuyendo cuando ve la cara de Danilo. Mi yo de antes fácilmente se echaría a correr por la cara de sociópata que tenía uru plantada en su rostro. Carlos se da la vuelta a mirarme con una cara seria y yo lo miro, pero con lástima.

—Voy a hablar con mi vieja. —Carlos se dirige a uru.

—¿Para qué?

—Para que te vengas a vivir con nosotros. —Aclaró, Carlitos. Uru abrió los ojos de una forma tan... maquiavélica.

—No, ¿'tas loco vo'? —Desvía su vista y mira hacia al frente aun con esa rara expresión en sus ojos —. Tu mamá no me quiere ve' ni en figurita a mí.

—Uru, no digas eso.

—Nada que ver. —Carlos y yo hablamos a la vez, ambos nos miramos con el ceño fruncido. No supe que sentir cuando lo vi haciendo otra vez esos movimientos. Está teniendo un viaje mental muy fuerte.

—Encima, acá 'toy re pancho. —Miró a Carlos. ¿Por qué evitaba mirarme a mí? —Mira, tengo la birra, la tele, el sillón.

Escuché como mi corazón hacía un pequeño "crac".

—Vamo' a celebra'. —Dijo, inclinándose para agarrar una botella de cerveza y tomarla descontrolado.

Ahogué un grito y agarré la muñeca de Carlos al lado mío.

—Toma, tomate un trago. —Extiende el brazo para darle la botella.

—No quiero tomar. —Carlos agarra la botella y la aleja de su cara.

—Dale, ¿Qué sos Jesucristo? Dale tomate un trago. —Me dolía tanto verlo en ese estado.

—Bueh... —Danilo chasquea la lengua y vuelve a tomar en descontrol.

—Para, para, Danilo. —Me acerqué y manoteé la botella. Él abre los ojos y sonríe.

—Eh... no te tenía así a vo' ¿qué? ¿queré' toma'? Buscate la tuya. —Estiró el brazo para agarrar la botella y yo la aleje. Él puso los ojos en blanco y apoyó la espalda contra la pared.

𝐕𝐞𝐧𝐞𝐧𝐨: 𝐃𝐚𝐧𝐢𝐥𝐨 𝐒𝐚́𝐧𝐜𝐡𝐞𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora