ESPECIAL 150K LECTURAS

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Especial 150k lecturas.

Muchas gracias por todo el apoyo que estuve recibiendo, por los mensajes hermosos que leo cada día y su colaboración al compartir esta historia ayudándola a crecer.

Gracias.

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­­­—Felices dieciocho años, hija. —Mi mamá besó mi sien y mi papá acarició mi nuca.

—Gracias ma. —Sonreí, mi hermano corrió a abrazarme.

—Feliz cumpleaños fea. —Me alborotó el cabello.

—¡Dale tarado! —Reí y lo empujé despacio.

Mi teléfono comenzó a vibrar.

—Dani... —Mi voz se suavizó.

—Feliz cumpleaños, hermosa. —El sonido del exterior me hizo recordar que seguro estaba entrenando para su partido de hoy en la noche.

—Te amo, Dani, gracias por acordarte. —Sonreí como si lo tuviera frente a mí.

No puedo creer que por más años que estuviéramos juntos, él me hacía sentir nerviosa cada vez que me hablaba así.

—¿Me vas a ver hoy? —Preguntó, seguido a eso escuché un leve soplido.

—No lo sé, todo depende si mi familia viene a la noche. —Miré mis uñas detalladamente para estar concentrada en algo.

—Bueno, mira que te voy a esperar, mi vida. —Esas palabras helaban mi cuerpo de una manera inexplicable.

—Voy a ir, te lo prometo. —Asentí con la cabeza.

—Te veo después. —Habló.

—Te amo.

—Te amo, también. —Respondió y seguido a eso cortó la llamada.

Suspiré y busqué la prenda que más combine con la ropa que usaría Dani ese día.

—¿Juli? —Mamá se acercó desde la puerta —. Tu papá ya nos está esperando afuera, tus primos ya están en el estadio.

—Si, ya voy ma. —Terminé de maquillarme los ojos y me puse un poco de perfume por alrededor del cuello.

Corrí hasta el auto y me senté con ansias.

—Cuando termine el partido voy a cenar con Dani. —Avisé y mi papá levantó el dedo pulgar dándome a entender que me daban el permiso.

Estuvimos casi media hora hasta que por fin llegamos al estadio. El bullicio de la gente se podía sentir hasta cuatro cuadras.

La emoción y felicidad no tardaron en invadir mi rostro. No sé si era porque vería a Dani después de tanto tiempo o por estar acá mismo en un lugar lleno de hinchas sedientos por la victoria.

Saludé a mi prima y mis tíos cuando los encontré en la entrada del estadio.

Subimos las escaleras sin hacer fila ya que, fuera de cualquier forma de presumir, somos miembros vip y podíamos estar hasta delante de todo sin problemas.

Llegamos a los asientos asignados y acomodé mi bolso.

Estábamos justo al lado de donde saldrían los jugadores, donde me encontraría con mi novio.

Las luces se apagaron de repente y un baile de luces bailaron alrededor de toda la cancha.

Los gritos alrededor nuestro bombardeaban sobre mis oídos de una manera que provocaba adrenalina por la llegada de los jugadores.

𝐕𝐞𝐧𝐞𝐧𝐨: 𝐃𝐚𝐧𝐢𝐥𝐨 𝐒𝐚́𝐧𝐜𝐡𝐞𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora