CAPÍTULO 15

4.8K 313 172
                                    

Sentí ruidos alrededor. ¿Otro tiroteo? ¿Dónde estoy? Quise abrir los ojos, pero no podía, los sentía pegados. Los disparos cada vez se hacían más fuertes y llegaban más rápido a donde me encontraba. Mi pecho subía y bajaba sin parar.

—Ayuda. —Susurré inconscientemente. Quería gritar y solo susurraba —. ¿Mamá? ¿Papá? —Mi respiración se agitó brutalmente cuando lo vi ahí. De la nada aparecía en ese portón.

—Perdón, ju.

—¿Danilo? —Seguía susurrando. Quería acercarme. Mire mis piernas y me cuerpo. Estaba paralizada en mi lugar sin poder hacer nada.

—Te lo ruego, perdóname. —Él se arrodilla frente a mí. El tiroteo se acerca. Miro a todas partes. ¿De donde viene eso? —. Por favor, perdón. —Él agarró mis brazos y empezó a sacudirme mientras lloraba. Mi boca estaba cosida. No lograba sacar ni una palabra.

Usaba todas mis fuerzas para moverme y sacarlo de ahí, pero era imposible.

Él seguía gritándome y sacudiéndome, mi rostro se incendió y comencé a llorar.

—Danilo. —Dije entre sollozos. El tiroteo estaba alrededor de nosotros. Mis brazos querían abrazarlo para protegerlo, él solo me miraba asustado. Mi corazón empezó a generarme un dolor punzante. ¿Acaban de dispararme?

Mire mi cuerpo. Estaba intacta, pero los disparos me traspasaban el cuerpo.

Me di la vuelta para mirar a Danilo.

—¿Uru? —Dije, ahora más alto.

Estaba más lejos de mí con una mueca neutra.

—¿Qué pasa? No tuviste que meterte acá, pedazo de cheta. —Habló para tornar su cara a una de pena —. Pero te enamoraste de mí.

Los disparos hacían que de unos saltos en mi lugar. Me tapé los oídos por el fuerte ruido que hacían. Abrí los ojos cuando me di cuenta de que los disparos querían dirigirse a él. Intentaba gritar y no lo lograba.

Mi corazón subió hasta mi garganta cuando vi como recibía los disparos. Su cuerpo lleno de sangre cada vez más. Su cara de miedo mirándome a los ojos, pidiéndome ayuda y yo sin poder hacer nada.

Su cuerpo empezó a caer. No. No puede hacerme esto.

—¡Danilo! —Grité. Me levanté de mi cama con la respiración agitada. Miré a mi alrededor, asustada —. Danilo, Danilo. —Repetí. Estaba en mi pieza buscándolo, pero era imposible que estuviera acá, se había quedado con Carlos.

—¡Hija! —Mi papá apareció —. Fue un sueño, nada más, ¿estás bien? —Agarró mi mano, vi a mi mamá aparecer atrás de él.

Hiperventilé y puse una mano en mi frente tratando de procesar lo que acabé de soñar. Pasé mi mano en mi pecho para calmarme.

—Ya está, pa. —Suspiré, tranquilizándome —. Estoy bien.

—¿Me dejas un segundo Roberto? —Mi mamá se cruza de brazos. Él asiente y me da un beso en la sien antes de irse.

Descanso mi espalda en la cabecera de la cama. Inhalé y exhalé. Él está bien, fue solo un sueño. Solo. Un. Sueño.

—No me gusta verte así, Juli. —Mi mamá se sienta al lado mío.

—Mamá. —La miro seria —. Que te haya perdonado por lo que me hiciste no quiere decir que de un día para el otro vaya a tratarte bien. —Ella bajó la cabeza —. Todo lo que vos me decías eran solamente formas de arruinarme, incluso me decías como tratar a los de ahí.

—¿Los de ahí?

—Si, mamá, me decías que gente como Danilo, Carlos, todos ellos eran villeros que tenían que ser tratados como basura. —Entrecerré los ojos —. Solo por que no tienen nuestros mismos recursos o por tener la mala suerte de vivir en un lugar así, yo no vi lo mismo en Danilo, mucho menos en los Tevez.

𝐕𝐞𝐧𝐞𝐧𝐨: 𝐃𝐚𝐧𝐢𝐥𝐨 𝐒𝐚́𝐧𝐜𝐡𝐞𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora