Destino en el tiempo

42. Destino en el tiempo 8

Cuando llegó la mañana y el sol salió por encima del dosel del bosque, ya estaba atendiendo un fuego que había encendido la noche anterior para mantenerse caliente. Las brasas producidas desde el interior de la madera de color naranja opaco crepitaron y explotaron, el ruido despertó a Arturia de donde había dormido sobre un montón de hierba y hojas que él había ayudado a recolectar para ella.

Bostezó, estirando los dedos mientras sus brazos se elevaban por encima de su cabeza antes de caer gradualmente.

"¿Dormir bien?" preguntó, empujando las llamas con un palo antes de arrojar más yesca y mirar a su compañero.

Ella lo miró fijamente mientras sus labios se estrechaban en una mirada de preocupación y sus ojos se entrecerraban.

"Mejor que tú", bromeó antes de sentarse y volver a trenzar su cabello que se había desatado durante su descanso. "¿Dormiste siquiera algo?"

Se sobresaltó antes de suspirar, alejándose del fuego para sentarse junto a Arturia y rebuscar entre los suministros en sus bolsas.

"Más o menos", dijo después de un momento, procurando lo necesario para el desayuno y sin decir mucho más.

Arturia frunció el ceño ante su respuesta, sabiendo que estaba mintiendo por las bolsas que se habían formado debajo de sus ojos, pero sin denunciarlo. En cambio, ella simplemente se cansó más por él, y la forma en que lo miraba se volvía más preocupada por el momento.

Finalmente, frunció los labios antes de decidir confrontarlo sobre el tema.

"Anoche", comenzó, frunciendo el ceño mientras lo llamaba. "¿Qué estabas mirando exactamente para estar tan obsesionado? Ningún monstruo o enemigo debería poder acercarse aquí con la protección de Lady Vivian".

Él la miró fijamente después de que ella terminó de hablar, observando la forma en que sus brazos se cruzaban firmemente alrededor de su pecho como si no aceptara nada más que la verdad. Desafortunadamente, sus palabras hicieron que le resultara aún más difícil admitir el problema, ya que era la propia Lady Vivian quien podría estar detrás de él. En retrospectiva, amenazar a un Elemental, especialmente a uno tan renombrado como Lady Vivian, probablemente no fue la mejor opción.

Por lo tanto, ¿cómo podría estar dispuesto a explicar que su precaución le había impedido dormir para hacer guardia en dirección al Lago?

La respuesta fue simple: no lo hizo.

Él sacudió la cabeza mientras le clavaba delante de la nariz una brocheta de carne asada y verduras que acababa de terminar de cocinar para aplacarla.

"Si crees que tus intentos van a funcionar, no es así", resopló, pero la forma en que sus ojos se fijaron en la comida ofrecida claramente traicionó su interés. Más aún cuando su boca se abría y cerraba involuntariamente mientras tragaba.

Desafortunadamente, su inflexibilidad con respecto al asunto de la noche anterior no se vio influida. Ella se contuvo firmemente a pesar de cómo él intentó convencerla. Finalmente, suspiró y se dio la vuelta, apoyó la brocheta junto al fuego y luego se dirigió a sentarse frente a Arturia sólo para que su expresión parpadeara; la de ella teñida de rojo con la evidente decoloración de sus mejillas.

"¿Sabía bien?" Preguntó con calma, inexpresivo, mirando a Arturia y luego a la comida parcialmente consumida en la brocheta.

Se sonrojó casi de inmediato, limpiando el aceite persistente que brillaba sobre sus labios y las comisuras de su boca con la manga antes de ponerse nerviosa.

"Lo que sea que estés pensando... E-Estás equivocado", tartamudeó, agitando una mano antes de señalarlo acusativamente. "Y-Y no intentes cambiar el tema. No funcionará".